Todos se pusieron de pie, se abrazaron, aplaudieron y cantaron el Himno Nacional a capela, en medio de llanto y júbilo. Era la noche del 3 de julio de 1991 y 76 constituyentes ponían punto final al texto de la nueva Constitución que sancionarían al otro día.
Ese es el recuerdo vivo que tienen sus protagonistas, de los cuales 72 fueron elegidos por voto popular y 4, desmovilizados de las guerrillas, se incorporaron con voz pero sin voto (Epl, Prt y el Maql). Hubo más de cien listas.
Ese mismo día el presidente César Gaviria ordenó bombardear Casa Verde, el santuario de las Farc, en La Uribe (Meta), como una cuenta de cobro por no avanzar en el proceso de negociación.
El primer choque de egos
Desde el día que fueron elegidos empezaron a elaborar proyectos de constitución. La Asamblea se instaló el 5 de febrero de 1991. Las sesiones duraron 150 días, muy poco para Aída Avella y en ese lapso recibieron 3 millones de pesos mensuales, según Juan Carlos Esguerra, menos de lo que ganaban los congresistas.
El PL reclamó la presidencia por ser mayoría (24), seguido de la AD M-19 (19), el MSN (11), el PSC (10), el MUC (2), la UP (2) y los indígenas (2). Los partidos no acolitaron esa solicitud. Antonio Navarro le pidió al presidente Gaviria una presidencia colegiada o rotativa, pero este quería una presidencia liberal y dos vicepresidencias. “No acepté y con Álvaro Gómez logré la presidencia colegiada”.