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Los cuatro nombres con los que delinque la banda más peligrosa de Colombia

  • Grafiti pintado en la comuna 13 de Medellín en el 2013. FOTO ARCHIVO
    Grafiti pintado en la comuna 13 de Medellín en el 2013. FOTO ARCHIVO
21 de mayo de 2015
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La organización criminal más peligrosa y perseguida de Colombia ha sido denominada con cuatro nombres diferentes a lo largo de su corta historia: “Héroes de Castaño”, “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”, “los Urabeños” y “Clan Úsuga”.

Cada mote obedece a factores distintos de tiempo, lugar y estrategias del grupo ilegal o de la Fuerza Pública, pero en el fondo describen el mismo mal: una estructura narcotraficante con cerca de 2.550 integrantes, redes nacionales en 17 departamentos y contactos transnacionales en América, Europa y África.

Establecer las razones de cada denominación dada a esa facción otorga pistas sobre sus modos de comportamiento, así como del proceso de expansión.

“Héroes de Castaño”

A finales de 2006, después de la desmovilización del bloque Élmer Cárdenas de las Auc, que delinquía en algunos municipios de Chocó, Antioquia y Córdoba, un puñado de exparamilitares inició el rearme, con la idea de conservar los negocios ilícitos de la antigua estructura.

La Policía de Urabá estimó en ese entonces que se trataba de 74 delincuentes, comandados por Daniel Rendón Herrera, alias “don Mario”, y que en su mayoría eran reinsertados de los bloques Élmer Cárdenas y Bananero.

Desenterraron caletas con arsenal y establecieron sus primeras bases en los municipios de Unguía, Acandí, San Pedro de Urabá, Necoclí y Turbo. Se llamaban a sí mismos “Héroes de Castaño”, en honor a uno de los precursores del paramilitarismo en Colombia, Vicente Castaño Gil, quien había sido mentor de “don Mario”, y debido a la gran cercanía entre las familias de los Castaño Gil y los Rendón Herrera, quienes se conocían desde su adolescencia en el municipio de Amalfi, Nordeste de Antioquia.

Rendón pretendía de esta manera reivindicar el nombre de aquel personaje, y a la vez declararles la guerra a los autores de su asesinato: los excomandantes paramilitares Diego Murillo Bejarano (“don Berna”) y Hebert Veloza (“HH”), quienes lideraban otras bandas.

El 30 de marzo de 2008, el cabecilla grabó un video y lo envió a los medios de comunicación, donde afirmaba: “Somos un gran número de desmovilizados que nos ha tocado unirnos, para defendernos de una campaña de extermino que emprendieron ‘HH’ y ‘don Berna’ para asesinarnos, después de asesinar a nuestro máximo comandante Vicente Castaño”.

Vea el video de “don Mario”

Autodefensas Gaitanistas de Colombia

A finales de 2007, la organización criminal inició un periodo de reclutamiento y expansión hacia el sur de Córdoba y el Bajo Cauca antioqueño, con la idea de dominar vastas extensiones de cultivos ilícitos de coca.

Su arribo a las nuevas poblaciones venía acompañado de propaganda y en las calles se distribuyeron panfletos y se pintaron grafitis con el nuevo nombre de la banda: “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” (Agc).

Uno de esos volantes decía que habían escogido esa chapa “en homenaje a ese gran líder asesinado por defender a las clases más desprotegidas del país”

Panfleto

Para afianzar esta denominación, y en una reedición de esa “marca”, el año pasado distribuyeron en sus áreas de influencia un periódico llamado “el Gaitanista”, con imágenes del líder Jorge Eliécer Gaitán, muerto en 1948

Vea el periódico

Para las autoridades es claro que esta agrupación narcotraficante no tiene ideario político, sin embargo, emplean la fachada para adoctrinar a sus militantes y tratar de darle base social a un proyecto que solo busca el enriquecimiento por medios ilegales y violentos. Por lo tanto, decirles “gaitanistas” no solo es ofensivo con la memoria del caudillo liberal, sino incorrecto.

“Los Urabeños”

Entre 2008 y 2014, la banda se expandió por gran parte del país. A muchos sectores llegaron tras negociar franquicias y patrocinios a combos locales, tal es el caso del Valle de Aburrá y el Eje Cafetero; en otros, optaron por desatar la guerra hasta exterminar o absorber a los rivales, como en Buenaventura (Valle), Bajo Cauca (Antioquia) y Norte de Santander.

Adonde fuera que arribaran, las víctimas y los enemigos decían: “llegaron ‘los urabeños’”. Incluso la Policía, en los primeros organigramas publicados de ese grupo, los denominó “la bacrim de Urabá”.

Organigrama de la banda delincuencial

Este mote, que tanto ofende a los habitantes de Urabá (que dicho sea de paso, son urabaenses), es el más conocido a nivel nacional y la definición más precisa, por tratarse no solo del lugar de origen de la facción, sino por ubicarse allí su principal base de operaciones. No en vano la Policía ejecuta actualmente en esta subregión la “Operación Agamenón”, con la idea de desestructurar a la banda y arrestar a sus principales líderes.

“Clan Úsuga”

El 25 de abril de 2014, el director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, dio un discurso durante una visita a Urabá, en el cual acuñó el nombre que las autoridades le dan ahora a la banda: “Clan Úsuga”.

“Esta región, de donde no hemos tenido sino gran aporte al crecimiento de una nación, no puede ser estigmatizada por este nombre, cuando en realidad se trata de un clan familiar, el clan Úsuga David, ese es el nombre que siempre le debió haber correspondido a esta banda”, dijo el General.

Escuche el audio del General Palomino

A partir de entonces, la Fuerza Pública comenzó a denominar de esta manera a la organización, cuyo cabecilla, después de la captura de “don Mario” en 2009 y la muerte de “Giovanny” en 2012, es Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, quien actúa en asocio con varios integrantes de su familia.

La denominación policiaca, sin embargo, es imprecisa por varios factores: el primero es que esta organización se compone de varios clanes, que quedan en la sombra cuando solo se menciona al Úsuga. Entre ellos están el clan Vargas, cuyos líderes son Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán”, y su hermano Luis (“Pepón” o “Iván”), con influencia en Córdoba y Sucre; y el clan Rendón Herrera, de “don Mario” y “don Germán”, que aún conserva injerencia en la banda y redes en el norte de Chocó.

El segundo factor es que la participación del clan Úsuga en la estructura es cada vez menor, en parte porque las autoridades se enfocaron en desmantelarlo y eso obligó a repartir responsabilidades en otros integrantes, y además en los operativos han arrestado a diez familiares y asesinado a uno más, diezmando su capacidad.

Es por esta alianza de varios clanes, y la multiplicidad de redes a nivel nacional e internacional, que el funcionamiento de “los Urabeños” es similar al de un cartel del narcotráfico, en términos de definición conceptual y criminal. Pero aunque no ejerce el terrorismo de forma tan recurrente y sistemática como sus antecesores de Medellín y Cali, las autoridades se niegan a llamarlo así, por el significado que tiene para la historia de Colombia esa palabra: cartel.

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