Se siguen sintiendo los dueños del mundo, se pasean por los centros financieros del país y asisten a clubes prestigiosos. Los narcos de hoy no se hacen notar con lujos como ocurría antes, así tienen la garantía de no ser excluidos por la alta sociedad y se camuflan en trabajos respetables, incluso tienen empresas legales rentables en Medellín, Cali o Bogotá, nadie sabe, ni quiere saber de sus acciones ilegales.
Así lo perfila el primer informe del Observatorio Colombiano del Crimen Organizado, conformado por Insight Crime y la Universidad del Rosario, titulado “La nueva generación de narcotraficantes colombianos post-Farc: los invisibles”. Este análisis, elaborado con información recopilada en 2017, da cuenta de que los nuevos dueños del negocio de la coca “no tocan nunca un kilo de droga, y mucho menos una pistola 9mm chapada en oro. Sus armas son un teléfono móvil encriptado, una variada cartera de negocios establecidos legalmente y un íntimo conocimiento de las finanzas mundiales”.
Para Jeremy McDermott, codirector de Insight Crime, los años que llevan los narcos colombianos exportando droga al mundo les han permitido saber a ciencia cierta que “el dinero es mucho más efectiva que el plomo”, y que la violencia es contraproducente para el negocio. Así que dejaron atrás el legado de Pablo Escobar o de los hermanos Rodríguez Orejuela, y no quieren ser como los guerrilleros o como los jefes de las bandas criminales que, como “Otoniel”, viven en el monte, escondidos, de cambuche en cambuche, llenos de miedo porque tarde o temprano las autoridades darán con ellos.
Cedieron el negocio de Estados Unidos a los mexicanos, que llegan a Colombia a comprarle a diferentes bandas. Incluso, ayer, el fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, señaló que la creciente presencia de narcotraficantes mexicanos en Colombia se estaba convirtiendo en “amenaza para seguridad nacional”.
Ahora, desafortunadamente, la ganancia más grande está en Europa: un kilo de cocaína en Colombia vale alrededor de US$3.000; en EE. UU. cuesta más de US$20.000 (una ganancia de 600%); en Europa Occidental se vende por US$35.000 (un beneficio de entre 900 y 1.500 %); en Europa del Este puede valer hasta US$60.000 (1.900 %). Tal vez el mercado ilegal más lucrativo del mundo sea Australia, donde cuesta más de US$100.000 (más del 3.000 %).