‘Timochenko’ se saltó los protocolos. Antes de saludar a los mandatarios de los países vecinos y a los delegados de las organizaciones internacionales, el jefe negociador de las Farc reclamó, en tono solemne, “que este sea el último día de la guerra”.
Y no es para más. Minutos antes, el máximo jefe guerrillero y el presidente Juan Manuel Santos se habían estrechado la mano, lo que significó cerrar un acuerdo entre ambas partes: el grupo insurgente más antiguo de América dejará las armas y acabará con el conflicto, para “hacer política, pero por el lado legal” .
Después, el jefe de las Farc ofreció disculpas y aprovechó para “rememorar un gran ausente: el comandante eterno Hugo Chávez Frías, un valiente sin cuya iniciativa y gestión hubiese sido imposible arribar a este histórico acto”, dijo ‘Timochenko’ y el auditorio, en donde estaban los jefes de Estado de seis países, estalló en aplausos.
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En su discurso, ‘Timochenko’ recordó los inicios de las Farc en los años sesenta, cuando un grupo de campesinos se asentaron en una vereda del municipio de Planadas, Tolima, y formaron la República Independiente de Marquetalia.
“Los 48 campesinos marquetalianos se convirtieron con los años en miles de mujeres y hombres alzados en armas que pusieron en aprietos al Estado colombiano, pero que nunca dejaron de hablar de un acuerdo de paz por vía de los diálogos (...) Hoy vemos el fruto de su persistencia”, dijo ‘Timochenko’.
El jefe de las Farc insistió en que ambas partes combatieron con valentía durante 52 años y ninguna fue capaz de derrotar a la otra. “Ni las Farc ni el Estado son fuerzas vencidas, y por ello lo pactado no puede mostrarse como una imposición de una parte sobre la otra”, aseguró.
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Pero el camino no fue nada fácil. Muchas veces, dijo ‘Timochenko’, las partes negociadoras no encontraron puntos en común y se sintieron como en un callejón sin salida. Por eso, la voluntad de los negociadores fue fundamental para sacar adelante el proceso: “Siempre hemos sido optimistas. Aún en los momentos más difíciles, creímos que la paz era posible”.
A pesar del tono optimista de su discurso, ‘Timochenko’ advirtió que “no todo será color de rosa, y seguramente habrá que luchar para que se cumpla todo lo acordado”. De hecho, aprovechó para lanzar una pulla contra el recién aprobado Código de Policía, “que choca con el punto sobre participación política al que se llegó en el proceso”.
El jefe guerrillero insistió en que los acuerdos ponen fin a la “tradición de imponer desde arriba” y le dan voz a las comunidades, para que puedan tomar decisiones sobre su futuro.
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Además, aclaró que cuando la guerrilla deje las armas se convertirá en un movimiento político. “Claro que las Farc haremos política, ¡si esa es nuestra razón de ser! Pero por los medios legales, como los otros partidos”, exclamó ‘Timochenko’.
Finalmente, el jefe guerrillero reiteró que el camino no será fácil ni rápido, y que los jóvenes están llamados a construir un nuevo país en la defensa de la paz y la reconciliación.
“Que este sea el último día de la guerra”, dijo ‘Timochenko’ y selló -ojalá para siempre- el fin de las Farc como insurgencia armada.