El seis de noviembre de 1985 ocurrió un hecho que cambió para siempre la historia de la vida institucional del país. Ese día un comando armado de la guerrilla del M-19 se tomó a sangre y fuego y durante 28 horas el Palacio de Justicia, un edificio ubicado en el centro del poder político de Colombia, a escasos metros del Congreso de la República y de la Casa de Nariño.
Hoy, cuando se cumplen 30 años de aquel fatídico día, en el que 95 colombianos entre magistrados, funcionarios del edificio, miembros de la fuerza pública y guerrilleros perdieron la vid, tanto los militares encargados de la operación de recuperación del Palacio como los familiares de las personas que murieron coinciden en algo: exigen justicia.
El del coronel (r) Alfonso Plazas Vega es uno de esos casos. Plazas Vega quien para la época de los sucesos tuvo la misión de coordinar el ingreso de los vehículos blindados al Palacio, habló con EL COLOMBIANO en las instalaciones del Cantón del Norte en Bogotá, donde ya ajusta ocho años, tres meses y dos semanas de confinamiento por su presunta responsabilidad por el delito de desaparición forzada.
A 30 años de la toma del Palacios ¿qué pasa por su cabeza?
“Siente uno desazón porque ve que el país está cayendo en un abismo, porque en este momento hay unos intereses internacionales para cambiar el modelo político de Colombia. Me da mucha tristeza que los colombianos muerdan el anzuelo y que la gente no se dé cuenta del futuro que le depara si las cosas siguen como van. Yo siempre busco la parte positiva de todo, no soy amigo de sentirme en derrota, pero hay días en los que amanezco bajo de ánimo como hoy, pero tengo que levantarme y entender que el desanimo no es una opción”.
Devolvámonos un poco a los hechos. ¿Usted por qué llegó al mando de la operación?
“Yo nunca estuve al mando. Le han metido a la gente una serie de ideas que no son ciertas. El comandante de la operación era el general Jesús Armando Arias Cabrales y él nunca lo ha negado, yo era el comandante de la Escuela de Caballería y mi tarea era entrar con los vehículos blindados al Palacio porque no había otra forma de entrar, de lo contrario no se hubiera podido recuperar el edificio y se hubiera cumplido la proclama del M-19, firmada entre otras personas por Antonio Navarro Wolff y por Gustavo Petro que querían hacerle un juicio político al presidente y a tres de sus ministros, lo que tenía como fin dar un golpe de Estado, pero además dijeron que se oponían a la extradición porque era una violación a la soberanía colombiana, utilizando el mismo argumento de los narcotraficantes, o sea estaban defendiendo los mismos intereses”.
Coronel, ¿hubo desaparecidos en el Palacio?
“Irma Franco, una guerrillera que ingresó al edificio antes del asalto como civil y con un revólver y todas las pruebas apuntan a que salió con vida, rescatada por las tropas y llevada a la Casa del Florero donde fue interrogada y luego no se volvió a saber de su paradero. El tribunal especial de instrucción, integrado por los magistrados investigadores Jaime Serrano Rueda y Carlos Upegui Zapata, dijo desde 1986 que no hay desaparecidos sino personas sin identificar, y aseguró que hay prueba suficiente en el sumario para establecer que esas personas que se dicen desaparecidas en realidad fallecieron en el cuarto piso del Palacio, a donde fueron conducidas como rehenes por el M-19. ¿Cómo es posible que los jueces conozcan esto hace tantos años y no lo tengan en cuenta a mi favor?”.
¿Qué piensa del reciente hallazgo por parte de la Fiscalía de tres cuerpos de personas que se consideraban desaparecidas?
“Esas tres personas, cuyos cuerpos fueron identificados, no son otras distintas a las que se decían desaparecidas: Cristina Guarín, Luz Mary Portela y Lucy Amparo Oviedo. Pero algo más. ¿Cuánto tiempo llevo yo diciendo que el cadáver de otra de las supuestas desaparecidas, Norma Constanza Herrera fue enterrado en el sepulcro del magistrado Pedro Elías Serrano y que las personas que le hicieron la necropsia, dijeron que ese cadáver no podía ser entregado como el del magistrado Serrano porque ese cuerpo tenía útero, y por obvias razones Serrano no podía tener útero?”.
¿Usted no ha solicitado la exhumación de ese cuerpo para que se verifique nuevamente su identidad?
“Hace más de 15 años la juez segunda penal especializada que lleva este caso ordenó la exhumación de Pedro Elías Serrano para verificar si es el de él o de la señora Norma Constanza Herrera, pero esa orden nunca se cumplió, ¿Por qué no se cumplió? Porque no les conviene que se sepa la verdad. Es más cuando el cadáver fue entregado, Medicina Legal dijo lo siguiente en el acta: “Entregamos cadáver femenino a nombre de Pedro Elías Serrano” y así lo enterraron”.
¿Y qué paso con Ana Rosa Castiblanco?
“Durante mucho tiempo ella figuró como desaparecida, y siempre nos han culpado de ello al Ejército Nacional y con nombre propio a Plazas Vega y al general Arias, pero mire en todo esto hay algo muy raro. A mí me abren el proceso en 2006, ¿por qué me abren el proceso ese año, justamente cuando terminé mi labor en la Dirección Nacional de Estupefacientes y le he quitado todos los bienes a los narcotraficantes del país? Por eso este proceso es una venganza de los narcos por mi labor en la DNE. Si hubiera tenido problemas tan graves como de los que me acusaron y me inventaron yo no hubiera podido llegar a esa entidad, a mi me investigaron todos los días de mi vida y no encontraron nada”.
Pero volvamos a lo de Ana Rosa...
“Hay unos apartes del acta de entrega de los restos óseos identificados por la División de Crimínalistica del Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado, en el que se dice que en el 2001 el cuerpo de Ana Rosa lo recibió su hijo, Raúl Oswaldo Lozano Castiblanco y su abogado el doctor Daniel Ernesto Albarracín. ¿Cómo es posible que cuando me inician el proceso aparecía el señor Oswaldo con la foto de su mamá preguntando por los restos de su mamá, cuando desde 2001 le habían entregado el cuerpo. ¿Qué hay detrás de eso? Su abogado, Daniel Ernesto Albarracín, pertenece al colectivo Alvear Restrepo, mire usted qué calidad de organización criminal es ese colectivo. Ellos sí son unos criminales. Pero la Fiscalía ya les contestó hace unos días y les dijo que ella nunca estuvo desaparecida y que habían muerto en el cuarto piso del Palacio en el primer día del asalto. Esto es una colección de mentiras, un fraude procesal tremendo”.
La orden de que los vehículos ingresaran al Palacio sí fue suya...
“No. Yo recibí esa orden. Un comandante de una unidad blindada no puede ver a dónde se le ocurre entrar con unos tanques, hay unos planes previamente establecidos. La orden la recibí del general Arias Cabrales y del presidente Belisario Betancur, y la misma Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció que no había nada de malo en usar la fuerza pública para recuperar el edificio”.