Luis Andrés Colmenares no murió por acción de terceros, sino por una fuerte caída accidental que sufrió el 31 de octubre del año 2010. Eso dice el fallo del juzgado 11 de conocimiento de Bogotá, que el pasado lunes absolvió a las acusadas por la Fiscalía, Laura Moreno y Jessy Quintero.
El veredicto de la jueza Paula Astrid Jiménez contradice a la tesis de la Fiscalía, según la cual a Colmenares “lo mataron y luego lo pusieron en el caño El Virrey”, donde fue encontrado la mañana siguiente.
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“El despacho concluye que el daño sufrido por Luis Andrés Colmenares es consistente con una caída sobre la cara y no a golpes propinados por terceros”, dice el fallo.
“No se observan lesiones de contragolpe. Otra razón de la ausencia de esas lesiones está dada por la explicación de los científicos maxilofacial y el antropólogo, quienes demostraron que por la arquitectura de la cara la energía del golpe se disemina por esta estructura, produciendo múltiples fracturas que van por esta arquitectura hasta cuando se agota la energía”, explica el documento.
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El fallo desvirtúa la teoría de la familia de Colmenares y de su abogado, Jaime Lombana, quienes insisten en que el joven estudiante de la Universidad de Los Andes sufrió una fuerte golpiza antes de ser arrojado al caño, basados en la exhumación que hizo el médico forense Máximo Duque en 2011, un año después de la muerte de Luis Andrés.
Según el juzgado, Duque cometió varios errores durante la exhumación que “causaron pérdidas de hueso que luego se interpretaron erróneamente”.
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Además, la jueza aseveró que “lo verdaderamente reprochable es que el experto ocultó las deficiencias de su trabajo y trató de hacer creer que eran lesiones originales cuando fueron causadas en la exhumación irregular que practicó”.
Esta sentencia coincide con la opinión de Miguel Botella, un antropólogo forense que en 2016 declaró ante el juzgado que el estudio de Duque del cuerpo de Colmenares es “un ejemplo de todo lo que no debe hacerse en una necropsia”.
El juzgado, además, criticó la labor de las unidades de bomberos que se encargaron de buscar a Colmenares en el caño El Virrey la noche del 31 de octubre de 2010:
“La búsqueda (...) fue superficial y mediocre, puesto que solamente le dedicaron a la desaparición de una persona del caño de seis a siete minutos y como se vio, nunca se lo cruzaron y se fueron sin más. Los bomberos si tenía un deber de garante y eran los encargados de la búsqueda”.