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Los contenedores envenenados con la cocaína colombiana

EL COLOMBIANO conoció videos y documentos que muestran cómo opera el narcotráfico
en varios puertos del país. Historia de esos embarques millonarios.

  • Contenedores en puerto de China, país donde un kilo de coca cuesta 305 millones de pesos.
    Contenedores en puerto de China, país donde un kilo de coca cuesta 305 millones de pesos.
  • Último cargamento de cocaína incautado en el puerto de Cartagena. FOTO efe y colprensa
    Último cargamento de cocaína incautado en el puerto de Cartagena. FOTO efe y colprensa
  • Esta es la planilla usada por los “coordinadores” en los puertos.
    Esta es la planilla usada por los “coordinadores” en los puertos.
Los contenedores envenenados con la cocaína colombiana
16 de noviembre de 2017
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Los últimos 15 días de julio pasado Jairo Chaverra* anduvo las calles de Cartagena con tres escoltas, seis pistolas al cinto y una sentencia sobre su espalda: o pagaba a “sus socios” los 820 kilos de cocaína que le incautó la Policía, o su esposa lo iría a visitar a cualquier cementerio de la costa colombiana.

El cargamento “se cayó” porque la soldadura del piso del contenedor en el que sacarían “la merca” quedó mal hecha y los agentes descubrieron el engaño. Eran 440 kilos de cocaína que terminarían en uno de los puertos de Europa, inundando de polvo blanco las calles de las ciudades adictas al químico mortal.

“El resto de la encomienda estaba en lo que llamamos ‘la guardería’, que es una vivienda cercana a los puertos, pero con la caída del primer cargamento llegaron a los 380 kilos que teníamos escondidos en la caleta”, dice Jairo.

Tras la incautación vino la captura, una amenaza de los “narcos”, y un pacto de protección de testigos con las autoridades que por ahora lo tiene fuera de la cárcel a cambio de desvelar las rutas y dueños de cargamentos ilícitos que salen camuflados en contenedores desde los distintos puertos de Barranquilla, Santa Marta, Cartagena y Urabá hacia Centro y Norteamérica, Europa y Asia.

Envenenar los contenedores

Introducir la droga en un contenedor es una tarea que solo puede tardar entre cinco y ocho minutos. Como en una colonia de hormigas, los obreros se reparten el trabajo para cumplir con ese tiempo, de no hacerlo así, los “contaminadores” corren el riesgo de ser capturados por la Policía o la Armada y, en esa vía, derrumbarse un imperio ilegal que según investigadores de la Armada Nacional deja una renta de 890 por ciento.

Desestimular y combatir un negocio en cuya inversión se obtienen ganancias tan altas es una tarea extremadamente difícil. Las cuentas, obtenidas por la Inteligencia de la Armada y la Policía, son sencillas: toda la operación de compra y embarque de 100 kilos de droga asciende a un costo promedio de 760 millones de pesos. Si esa droga logra penetrar el mercado europeo, el valor de la venta final será de $9.314.250.000. Descontando las comisiones estimadas en más de $1.820.512.500 millones de pesos, la utilidad neta para el narcotraficante es de 7.493 millones de pesos. (Ver mapa de rutas).

En un video conocido en exclusiva por EL COLOMBIANO y grabado en una misión de infiltración de la Armada, seis personas, en una operación relámpago, meten 20 kilos de cocaína en un contenedor cargado de platos plásticos. En la labor, dos hombres rompen un sello que indica que esa carga ya fue revisada y sacan parte de las cajas, un conductor de una grúa eleva a los que rompieron el revisado hasta la parte alta del camión, otro sujeto pasa las tulas negras con “la merca” para meterlas en lo más profundo del remolque, y un operador logístico de aduanas cierra las puertas del furgón y pone otro sello de revisado, falsificado antes de que el contenedor sea embarcado a Europa.

Justo ahí es donde entra Jairo. En la jerarquía del narcotráfico, su papel es de “coordinador”. Su labor primordial consiste en “contaminar” los contenedores de frutas o productos que serán exportados con los cargamentos de cocaína. Este trabajo, dice él, le ha hecho ganar grandes cantidades de dinero, pero también “perder mucha plata cuando se le cae el encargo” y debe pagar en efectivo o con su vida. Su último sueldo neto, asegura, fue de $500 millones.

“Yo tengo gente que son operadores logísticos de empresas de aduanas que trabajan conmigo. Ellos me informan qué contenedores están disponibles, cuál es el destino, el recorrido y en cuál barco se los llevarán”, comenta Jairo, y agrega que con él trabajan policías antinarcóticos que le pasan información para que el contenedor sea contaminado sin inconvenientes.

Además, consigue las planillas de viaje, las rutas, los sellos que serán reemplazados cuando la droga se encuentre camuflada en cargamentos legales de empresas que desconocen que junto a sus productos va una carga ilegal.

Para confrontar la versión de Jairo, EL COLOMBIANO buscó la versión de la DIAN encargada de la Sociedad de Intermedación Aduanera, SIA, donde según el “coordinador” se consiguen los sellos y las planillas y desde allí nos remitieron a la Policía Antinarcóticos. Además, se buscó la versión de la directora de Aduana a quién se envió las preguntas, pero no fue posible la entrevista con la funcionaria.

Así mismo se buscó la versión de la Policía Antinarcóticos sobre la denuncia de policías implicados y la seguridad en los puertos. En tres ocasiones se conversó con el general José Ángel Mendoza, jefe de esa unidad, quien pospuso la cita por cumplir funciones policiales. Después de 8 llamadas y mensajes en el celular, no contestó la solicitud.

Revisión, punto vulnerable

La ruta más cómoda para este eslabón de la cadena del narcotráfico es Cartagena- Puerto Limón, Costa Rica, porque según Jairo, “la Policía y otros mandos civiles de allá trabajan más fácil con cargamentos de cocaína que las mismas autoridades colombianas”.

Esconder droga entre cargamentos legales que saldrán del país no es un asunto nuevo, sin embargo, se ha convertido en una de las modalidades más exitosas para sacar la coca de Colombia, pues como explica el contralmirante de la Armada, Francisco Herrera Leal, en el mundo se mueven cerca de 600 millones de contenedores al año, y de estos, solo se revisa el 12 por ciento, es decir, 72 millones. (Datos del Banco Mundial registraron que en 2014 el movimiento fue 679.254.658).

En Colombia la situación no cambia. Según el alto oficial naval “la carga comercial legal usa la misma ruta de la ilegal. Cartagena es uno de los puertos que más mueve cargamentos, cerca 7 millones de toneladas (según la Super Intendencia de Puertos y Transporte fueron 7.881.745 en exportación en 2016), y de esa gran cantidad se inspecciona cerca del 2 por ciento (140.000), y al hacer eso, realmente tenemos una gran brecha para que salga más droga”.

Para contrarrestar este fenómeno, dice el contralmirante, se han venido realizando trabajos mancomunados con la Policía Nacional.

“Cuando evaluamos el tema portuario nos llama la atención esa gran cantidad de droga que se incautó por las agencias de Europa, y sobre todo un puerto muy específico que es Amberes (Bélgica). Hemos venido fortaleciendo nuestras capacidades en los puertos para entender qué significa el perfilamiento de los contenedores, qué significa el perfilamiento de empresas y con base en la inteligencia tratar de focalizar nuestro esfuerzo hacia un tipo de contenedores que con la Policía podamos inspeccionar y poder tener resultados”.

Herrera explica que gracias a la cooperación internacional pudieron cruzar cuentas con agencias extranjeras como la aduana francesa, los alemanes, el Maoc (Maritime Analysis and Operationnns Centre Narcotics por sus siglas en inglés) de cuánta droga incautaron en Europa que venía de Colombia y establecieron que entre 2015 y 2016 fueron incautadas 30 toneladas.

Según el Almirante, con datos de investigación del Simci y EE. UU. sobre la base de cantidad de cultivos de uso ilícito que hay en Colombia, y partiendo del cálculo de que una hectárea de coca produce 2 kilos de clorhidrato de cocaína, estimaron que en el 2016 hubo una producción de 646 toneladas en el país, de las cuales por el Caribe calcularon una posible salida de 160. Continuando con las cuentas, de la posible salida de las 160 toneladas de drogas se incautaron solo 30, un porcentaje del 18, 75 por ciento de eficiencia.

“Hay que seguir trabajando y potencializando las capacidades de inteligencia. Tenemos expertos en el tema de veleros, de lanchas go fast, pero en el tema de container y puertos estamos generando esta experticia y tenemos que ser más fuertes en esto para lograr neutralizarlo”, concluye el contralmirante Herrera.

Las otras modalidades

Orlando* es uno de los investigadores más avezados de la Policía en el tema de narcóticos en el mar. En sus pesquisas a los narcos descubrió que entre las formas de sacar coca, los dueños de los cargamentos tienen varias modalidades. Una de ellas es la que las autoridades llaman parásitos, es decir, pegan en la parte física de la embarcación y por debajo del agua, pipetas u otros elementos cargados con droga.

Sin embargo, para el investigador hay otra modalidad que ha tomado auge: el velero. “Ellos utilizan todo lo que sirva para navegar. Descubrimos que hay veleristas que vienen de otros países, que en teoría están haciendo turismo y llegan provisionalmente para resguardarse o para logística, pero tienen que ver con temas de narcotráfico”.

Orlando afirma que en el seguimiento hecho a estas pequeñas embarcaciones y a través de intercambio de información con agencias internacionales, en los países de registro de los veleros los daban por perdidos. “Esa es la importancia de la comunicación con esas agencias para obtener mejores resultados”.

Una lucha que no para

El último contenedor contaminado con una gran cantidad de droga cayó hace 12 días. En un cargamento de pieles de animales que salía a Europa, la Policía Antinarcóticos y la Armada incautaron 1.891 kilos de cocaína. El registro duró cuatro horas hasta que en el fondo de la carga encontraron la coca recubierta con caucho por si habría que lanzarla al mar en caso de presión de las autoridades.

“La droga iba metida en una carga de pieles porque estas generan un olor característico que evita que pueda ser detectada por nuestros canes. Sin embargo, la pericia de policías del puerto fue fundamental para descubrirla”, explicó el general José Ángel Mendoza, en rueda de prensa.

El oficial indicó que este cargamento estaba marcado con distintos logos pertenecientes a varios grupos que se unieron para enviarlo, modalidad que ha venido utilizándose y que puede pertenecer a bandas criminales como “el Clan del Golfo”, “los Pachenca” o incluso a las disidencias de las Farc que se quedaron con rutas del negocio de la coca.

Jairo, “el Chacho”, el coordinador de envíos que amasó una fortuna contaminando contenedores con drogas, asegura que esta vez no tuvo que ver con la delación de este cargamento. Por ahora pasa sus días en una de las grandes ciudades de Colombia evitando la ejecución de una sentencia a muerte que sus enemigos pusieron sobre él.

*Nombres cambiados
por seguridad

Infográfico
100
millones de pesos recibe un coordinador por contaminar con 100 kg de coca la carga.
25
días tarda un cargamento de coca que sale de un puerto Colombia y llega a Turquía.
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