Como una bendición de Dios fue catalogado por los campesinos el fallo de la Corte Constitucional que tumbó la resolución de delimitación del Páramo de Santurbán en Santander en 2014.
Como es bien sabido la resolución de delimitación se derogó por un factor esencial: no se tuvo en cuenta la postura de la comunidad y el proyecto no fue socializado en ninguna de sus intenciones.
En pocas palabras, el Gobierno Nacional llegó a la región con la decisión tomada, sin haber tenido en cuenta siquiera las opiniones de las comunidades que allí habitan.
De acuerdo con Gladys Jerez de Vanegas, de ancestros familiares en esa zona y vocera de la comunidad, se ha hecho justicia, ya que “nunca sentimos en ese tedioso proceso que el Estado nos escuchara; al contrario, nos sentíamos apartados y hasta perseguidos”. La vocera expresó que esa delimitación jamás contempló que en Santurbán habitaran humanos y una muestra sencilla de ello es que en Berlín, donde viven 4.500 familias campesinas sembradoras de cebolla, hortalizas y ganadería, solo dejó 56 hectáreas para continuar con las actividades agrícolas.
Jerez de Vanegas dijo que jamás han sido indiferentes a la defensa del páramo y, es más, de nuevo volvieron a ratificar su compromiso de defensa de manera mancomunada y dialéctica.
“Muchos no entendieron que con la delimitación acá nos quedamos sin tierra, sin propiedad y sin el sustento de nuestros hijos; y eso no es justo”, enfatizó.