Desde que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez le dio enorme impulso al Sena, en Colombia se volvió una prioridad la educación técnica, esa misma que forma para el trabajo. Sin embargo, fue en 2014, mediante la Ley 1753 de 2015 del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, con la que se creó el Sistema Nacional de Educación Terciaria, instrumento con el que se pretende ampliar el acceso y la permanencia.
El Sistema busca centrar la educación posterior a la media en dos grupos, la universitaria y la formación profesional para que prevalezca un diálogo entre la teoría y la práctica. De esa manera, también se busca la integración con la empresa privada y la apertura de nuevos empleos. Sin embargo, acceder, no es tan fácil.
Jaime Pérez Tamayo, rector del Instituto Metropolitano de Educación (IME) y presidente de la junta de la Asociación Nacional de Entidades de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano (Asenof), asegura que los incentivos para el ingreso a la educación terciaria aún no son suficientes.
“El Icetex no les presta dinero a los estudiantes porque dicen que los recursos no le alcanzan y por eso solo prestan para pregrados, pese a que la ley 1064 de 2006 dice que los entes territoriales y demás deben prestar apoyo financiero a las instituciones de formación para el trabajo y sobre todo a los estudiantes”, dice.
En Antioquia
Sin embargo, en Antioquia el panorama parece distinto, pues el 5 de septiembre empezó a regir la Ordenanza Departamental No. 32 para reglamentar la política pública para el acceso y permanencia a la educación terciaria, esto “con el fin de brindar oportunidades de formación dirigidas a la obtención de certificados laborales en formación para el trabajo y el desarrollo humano, o a títulos de Educación Superior en las modalidades de formación técnica profesional, tecnológica o universitaria”.
La Ordenanza tiene como fin fortalecer el paso del bachillerato a la educación terciaria, mejorar la oferta educativa a través de alianzas entre las instituciones universitarias públicas y sus sedes en cada región, y crear mecanismos y políticas de financiación.
“En el caso de Antioquia tenemos un Gobernador comprometido con esta educación, y ese fue uno de los motivos por los que ganó con tan amplia mayoría: que los bachilleres puedan tener una formación para estar listos para el trabajo, que no tengan obligadamente que ir a la universidad, esa nueva política del nuevo modelo educativo en Antioquia, esto a la par con la educación universitaria. Creo que a nivel nacional el Ministerio de Educación anda empeñado en lo mismo”, dijo Pérez Tamayo, quien cree que es necesario que el Gobierno Nacional se meta la mano al bolsillo para financiar a los jóvenes, para generar becas que puedan llegar a la educación terciaria, que hasta el momento ha sido de alguna manera ninguneada.
Según un estudio del Banco Mundial, en América Latina, Colombia es uno de los países con mayor tradición, de más de un siglo, en educación terciaria.
“Por muchos años el privilegio de asistir a una institución de educación terciaria estuvo reservado a los más pudientes, y la educación secundaria servía primordialmente como preparación para el ingreso a la educación terciaria. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, en el país se observaron cambios fundamentales tanto en la sociedad como en el contexto del sector de la educación terciaria”.
Ahora el Ministerio de Educación quiere consolidar una tradición que elevaría la mano de obra calificada en un país que está en vía de desarrollo, sin embargo es necesario pensar en nuevas maneras de financiamiento que están alejadas de las formas adoptadas por el Icetex que, cada tanto, motiva paros nacionales y demandas que ponen en jaque al Estado.
60
por ciento creció la demanda por la educación terciaria entre 1980 y el año 2000, según un estudio realizado por el Banco Mundial.