Huellas es un torso torcido. Una mujer acéfala y sin extremidades. Un tronco vestido con gasa.
Esta, definitivamente, no es la mejor manera de empezar a hablar de un arte concreto como el que se exhibe en la XVIII Bienal Nacional de Arte y Expresiones Visuales de personas con discapacidad, en Suramericana.
Debiera decir más bien que Huellas es un trabajo simbólico del colectivo artístico Prisma, integrado por Norela Úsuga, Doris Arias, Claudia Rincón y Ángela María Roldán. Significa que la belleza de las mujeres no es solo la que imponen los estándares consumistas, sino que difiere de una a otra. Y decir también que esta es una entre 87 obras.
Artistas de diferentes zonas del país expresan vivencias, muchas de ellas marcadas por la discapacidad física.
El coordinador de la Bienal, Ernesto Lopera, quien también es profesor de artes plásticas en esa Asociación que por muchos años se llamó Amigos de los Limitados Físicos, dice que el propósito es que las personas que hallan en el arte una alternativa de desarrollo, se sometan a dinámicas como la competencia, impuestas por la sociedad, pues en la Bienal hay ganadores.
Arte abstracto y figurativo. Pintura, escultura, dibujo, cerámica y fotografía. Una rica variedad creativa, desde muchos puntos de vista, que vale la pena apreciar.
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