Juguetonas y libres, así fueron vistas tres nutrias la semana pasada en la quebrada La Ayurá, en el municipio de Envigado, un bello espectáculo de estos carismáticos mamíferos que recuerda la riqueza biológica que tiene el Valle de Aburrá.
Aunque en los últimos ocho años se han hecho frecuentes los avistamientos de nutrias (Lontra longicaudis) en zonas urbanas del Valle de San Nicolás, como en quebradas de Rionegro, Guarne y Carmen de Viboral, desde hace varios años no se tenía un registro tan puntual de varias nutrias disfrutando en su estado natural en algún cuerpo de agua del Valle de Aburrá.
La nutria neotropical es un mustélido semiacuático de la subfamilia Lutrinae, y su presencia va desde México hasta el norte de Argentina. En Colombia tiene una amplia distribución en las bioregiones Atlántica y Pacífica, se halla desde los 0 metros sobre el nivel del mar hasta los 2.800 msnm. Son animales tremendamente adaptables a condiciones que pueden llegar a ser complejas. Tienen hábitos semiacuáticos y por eso pasan su vida silvestre en cuencas hidrográficas que tienen cuerpos de agua robustos, cobertura vegetal y buena disponibilidad de alimento.
Las nutrias neotropicales lo pasan mal actualmente a nivel global. La especie se encuentra catalogada como casi amenazada (NT) en el mundo, y en Colombia figura como vulnerable (VU), principalmente por la fragmentación del hábitat y la alta contaminación de fuentes hídricas. En Colombia, por ejemplo, se han encontrado altísimas concentraciones de mercurio en el organismo de nutrias. Concretamente en Antioquia, las nutrias han encontrado una amenaza puntual que ha puesto en grave riesgo su existencia: las hidroeléctricas, la construcción y operación de estas centrales, tanto grandes como pequeñas, en el Norte, Nordeste y Oriente antioqueño ha menguado drásticamente las poblaciones de esta especie.
Está documentado, por ejemplo, que la fragmentación de sus ecosistemas por cuenta de las operaciones de las centrales en el Norte y Nordeste de Antioquia, ha causado que las poblaciones de nutrias sean cada vez más reducidas y más aisladas en zonas como la cuenca del alto Nechí y el río Porce. Ese aislamiento no solo reduce la distribución de la especie, sino que obliga a la endogamia, con sus consecuentes problemas genéticos, así como la pérdida de la diversidad genética y la rápida extinción local.
Por eso, justamente, es tan buena noticia el avistamiento de las tres nutrias juguetonas en aguas en jurisdicción de Envigado. Según explicó el Área Metropolitana sobre este hallazgo, las nutrias son bioindicadoras de la salud de los cuerpos de agua y ayudan a controlar poblaciones de peces, crustáceos y otros organismos, manteniendo el equilibrio natural de los ecosistemas acuáticos. Mejor dicho, donde haya una nutria quiere decir que el agua todavía es portadora de vida y goza de relativa salud. Esto es así porque las nutrias necesitan suficiente cobertura vegetal para refugio y escape, así como suficiente disponibilidad de peces y una mínima calidad del agua para desarrollarse y reproducirse. En los cuerpos de agua en los que habitan es indispensable que los niveles contaminantes, el oxígeno disuelto, los nutrientes y el PH tengan unos niveles mínimos aceptables.
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Las nutrias son además excelentes nadadoras, pueden nadar hasta 6 kilómetros por hora y aguantar la respiración hasta por tres minutos bajo el agua. Las vibrisas, es decir, esos graciosos bigotes que poseen, son radares implacables: detectan peligros y también hasta las más pequeñas vibraciones en el agua que les indican dónde encontrar peces y crustáceos para alimentarse. Ese radar biológico funciona incluso en aguas tremendamente turbias.
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Aunque lucen adorables, realmente son animales con mucho carácter y bastante territoriales. Marcan con una sustancia las zonas que habitan para indicarle a otros mamíferos que esos lugares tienen dueños, sin embargo, no son animales agresivos. El juego, como el que quedó registrado en el video, es un elemento indispensable en su naturaleza. Con él buscan parejas, definen los roles que cumplen dentro del grupo y se divierten, las nutrias, de hecho, son de las pocas especies que buscan intencionalmente divertirse. Son diestras malabaristas, eligen, por ejemplo, una piedrita desde que son juveniles y la conservan como su bien durante toda su vida. Con esa piedrita se acicalan, la presumen frente a otras nutrias y la usan para cosas prácticas como fragmentar su comida, como los crustáceos.
Envigado es fundamental para la supervivencia de estos animales, pues los últimos hallazgos en el Valle de Aburrá han ocurrido allí, debido, en gran medida, a la implementación de estrategias de conservación en áreas protegidas, como el corredor del Humedal El Trianón – La Heliodora. Allí ocurrió hace un año el primer registro en el municipio de una nutria.
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