Celebrando el cumpleaños de su hijo menor de edad, le llegó la muerte a Uldar Cardona Rueda, alias “Pablito”, uno de los supuestos cabecillas más cercanos a la cúpula de la organización criminal “los Urabeños” o “Clan del Golfo”.
Este hombre, también apodado “el Águila”, estaba en compañía de su cónyuge, el niño, allegados y miembros de su escolta personal, en una finca del corregimiento Guadual, en el municipio antioqueño de Arboletes.
Según la información preliminar de las autoridades, en la madrugada de ayer, en el marco de la Operación Agamenón, comandos enviados por la Dirección de Investigación Criminal (Dijín) y la Dirección Antinarcóticos (Dirán) llegaron al lugar, mientras adentro continuaba la fiesta.
El anillo de seguridad de “Pablito” se enfrentó con los policías, dejando un saldo de cuatro presuntos “urabeños” muertos, incluido el cabecilla, según el Ministerio de Defensa. En los hechos también resultaron tres personas capturadas, las cuales fueron llevadas a centros médicos con heridas de bala.
Fuentes de la Fiscalía indicaron a EL COLOMBIANO que ningún civil resultó lesionado en la confrontación, en la que se incautó un arsenal compuesto por fusiles, pistolas, municiones y granadas.
¿Quién era “Pablito”?
En los organigramas de la Policía Nacional figuraba como supuesto líder del bloque Pacificadores de Córdoba y Bajo Cauca, y también era delegado para coordinar las operaciones de la banda en el departamento del Meta.
El máximo jefe de la estructura, Dairo Úsuga David (“Otoniel”), le había encargado ese territorio estratégico de los Llanos Orientales porque “Pablito” ya conocía la zona, tras haber delinquido allá con el bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia. De esta facción paramilitar se desmovilizó en 2005, aunque no se postuló a la Ley de Justicia y Paz.
El dosier oficial señala que Uldar Cardona, presuntamente, era hombre de confianza del estado mayor de la organización, en especial para actividades de narcotráfico.
Figuraba en el cartel de los más buscados por la Policía, con una recompensa de 150 millones de pesos por información que condujera a su captura.
En los archivos de la Fiscalía General de la Nación tiene registrada una condena de 9 años y medio de prisión, emitida en 2016 por el Juzgado Segundo Penal Especializado del Circuito de Antioquia.
La sentencia es por cargos de concierto para delinquir y porte ilegal de armas, luego de que la Policía lo capturara el 7 de marzo de 2010 en una gallera de la vereda El Tomate, en el municipio de San Pedro de Urabá. En el operativo quedó herido el patrullero José Galindo Varón.
Pese a esto, un juez de garantías de Montería consideró que la detención fue ilegal y lo dejó libre. Desde entonces había ascendido en la jerarquía de “los Urabeños”, hasta convertirse en un objetivo de alto valor para el Gobierno.