Este martes se cumplen 29 años de la tragedia de Villatina, 29 años de ausencia, dolor y desesperación.
La tarde del domingo 27 de septiembre de 1987, mientras se jugaba un clásico paisa entre Independiente Medellín y Atlético Nacional, 25.000 metros cúbicos de tierra se desprendieron de la ladera occidental del cerro Pan de Azúcar en la capital antioqueña y sepultaron a más de 500 personas y más de dos centenares quedaron desaparecidas en el barrio Villatina.
Este deslizamiento sobre uno de los barrios periféricos más humildes del oriente de la ciudad ocasionó la peor tragedia de Medellín en todos los tiempos. La cantidad de material que sepultó decenas de casas implicó que muchos cadáveres nunca fueran encontrados por los rescatistas por lo que el lugar fue declarado camposanto.
29 años después, Lina María Méndez Quiceno aún busca los restos de su madre, Rosalba Quiceno García y de su tía Ana Elisa Quiceno García. Tres de sus hermanos María Fátima, Marta Yuranis y César Augusto, de 14, 3 y 5 años, quienes murieron bajo toneladas de lodo y rocas fueron rescatados días después, pero sus cadáveres fueron sepultados como N.N., en el cementerio Universal, y en estos momentos está tratando que los reconozcan con pruebas de ADN.
Lina María recordó que ese domingo estaba visitando a sus familiares en Sopetrán. Tenía 12 años y se había ido a pasar el fin de semana a ese municipio con otra hermana, Marisol, y su hermano mayor, Mauricio. La familia era de seis hijos y de padre fallecido en ese entonces. Ella era la segunda.
“Mi madre y mi tía nunca aparecieron. Hace unos meses cuando realizaban trabajos para un parque en el campo santo de Villatina encontraron unos restos humanos, pero se comprobó que no eran los de ellas”.
Producto de la tragedia unas 1.700 personas resultaron damnificadas y debieron ser reubicadas en otros sectores de Medellín, en su mayoría cargando a cuestas el trauma que representa perder familiares, amigos y vecinos.
“Ha sido muy duro para nosotros. A mí me adoptó una señora del barrio Los Colores, que la considero como mi madre. Mi hermanita, Marisol, se fue para donde los abuelos maternos a Sopetrán y mi hermanito para donde los paternos. De mi hermano, Mauricio sé que se casó, pero hace más de 5 años que no lo veo”. Con mi hermanita sí tengo permanente contacto.
Para acabar de ajustar no nos dieron las casas donadas por la industria y el Minuto de Dios, para los que todo lo perdimos con la tragedia, porque como éramos menores de edad, un tío nos iba a representar, pero cuando le dijeron que la vivienda quedaría a nuestro nombre cuando tuviéramos mayoría de edad, no se hizo responsable de nada y quedamos sin el derecho a esa vivienda que era para todos los damnificados de Villatina, comentó.
José Rodrigo Miranda, líder cívico del barrio dijo que así en el resto de la ciudad no se recuerde esta fecha, la comunidad de Villatina no la olvida y para el próximo domingo a las 10:00 a.m. preparan una eucaristía en el campo santo que conmemora a las víctimas y a los desaparecidos.
Luz Yamile García, coordinadora del comité de Riesgos de Villatina indicó que, según los datos que manejan en el barrio, la tragedia dejó 562 personas muertas y tienen el registro de 355 desaparecidos.
En 2012, con motivo de los 25 años, se inauguró en el lugar de los hechos un parque que busca que la gente no deje morir en el olvido a tantos que terminaron sepultados en la tragedia.
García anotó que en estos momentos el campo santo ha sido respetado, pero las partes bajas, que también fueron afectadas por el derrumbe hace 29 años están siendo invadidas por personas que están construyendo allí sus ranchos, lo que es un verdadero peligro, por el alto riesgo de deslizamiento que presenta esa ladera del cerro Pan de Azúcar.