Medellín cerró el 2017 con 577 homicidios, 33 más de los que hubo durante el 2016. Hablamos de un incremento de 33 casos, equivalente al 6 % que genera preocupación en la administración y entre analistas.
Más de la mitad de esos casos, 318 para ser exactos, son atribuidos a los enfrentamientos entre estructuras criminales y 22 % son derivados de problemas familiares o entre vecinos: 91 asesinatos fueron por problemas de convivencia, 18 por violencia intrafamiliar y otros 18 por violencia de género. Las cifras son entregadas por el Sistema de Información para la Seguridad, Sisc.
Entre los demás casos, hay 94 homicidios sin categorizar (aún no se ha confirmado cómo ocurrieron); 4 homicidios culposos (en hechos involuntarios o negligentes), 31 asesinatos asociados a hurtos y 6 muertes violentas en medio de procedimientos de la fuerza pública.
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El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, se mostró preocupado por las estadísticas: “un solo caso tiene que doler. Del enfrentamiento entre estructuras criminales nos seguimos encargando y vamos a seguir dando golpes duros”, dijo.
Gutiérrez también hizo un llamado a la ciudadanía para que viva en paz: “Hay muchos homicidios entre personas conocidas, familiares, amigos y vecinos. Muchas fiestas terminan en tragedia por hechos de violencia y también hay violencia intrafamiliar. Esto depende de todos y la vida es lo más importante”, precisó.
¿Hay razones para preocuparse?
Jorge Giraldo, decano de Humanidades de la Universidad Eafit señaló que con esos resultados la ciudad se mantiene en los mismos rangos de años anteriores. “Seguimos hablando de una tasa de entre 20 y 22 homicidios por cada 100 mil habitantes. Lo preocupante es que esa tasa se estacionó desde hace 3 años y es la primera vez que eso pasa en 15 años”, apuntó.
Giraldo sostiene que el hecho de que las cifras no bajen es una alerta para que las autoridades revalúen la política de seguridad. “La ciudad necesita más acciones en el tema de convivencia y cohesión social. Pero la Policía sigue engolosinada con los llamados objetivos de alto valor y distraída con una intervención que tiene que ser más microsocial (...) los 11 puntos calientes donde más crímenes ocurren ya están identificados”, apuntó.
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A pesar de los resultados, Giraldo no cree que la política de seguridad haya fracasado, como lo sostiene Juan Esteban Jaramillo, investigador del observatorio de Paz del Instituto Popular de Capacitación, IPC.
“Hay un fracaso absoluto porque no se han logrado desestructurar las causas de los problemas (bandas, problemas de convivencia y feminicidios) y, de hecho, parece que se quiere resolver todo con la misma fórmula: refuerzos policiales y judicialización”, dijo Jaramillo.
Guillermo Durán, personero de Medellín, aseguró que desde su oficina se trabajará con a la administración para que mejoren los resultados. “Desde mejor implementación al código de policía hasta la atención de quienes denuncian víctimas serán prioridad”, declaró.