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“La Oficina” ya es un mito: general José Gerardo Acevedo

Jefe de Policía Metropolitana dice que hablar de “la Oficina” les da réditos a algunos analistas.

  • El general Acevedo admite que cuando un policía es cómplice de la delincuencia, afecta la imagen de la institución. “Pero la gente entiende que no son todos”. FOTO julio c. herrera
    El general Acevedo admite que cuando un policía es cómplice de la delincuencia, afecta la imagen de la institución. “Pero la gente entiende que no son todos”. FOTO julio c. herrera
09 de abril de 2016
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Para el comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, brigadier general José Gerardo Acevedo, es hora de que la ciudad borre de su registro sobre la actividad delincuencial el nombre de la “Oficina” porque sencillamente ya no existe.

“Se debe borrar ya, hay mucho mito alrededor del mismo”, dice, tajante, el brigadier general. Admite que aún son 10 Odín los objetivos de la Policía que influyen en 350 pequeñas bandas.

Destaca, en este comienzo de año, los golpes al microtráfico en el barrio Antioquia y a “los Chatas”. Dijo que, en conjunto, hay mejoras en la lucha contra los delitos, pero que los homicidios son una constante preocupación.

Se habla mucho de “la Oficina”. ¿En qué momento se podrá borrar ese nombre?

“Se debe borrar ya, hay mucho mito alrededor del mismo. “La Oficina” sí existió en su momento. Yo no puedo desconocer que todavía hay personas que pertenecieron a la misma. Hoy día no están confederados. Capturamos a “Duncan”, en Perú. Hay personas en la oscuridad que pertenecieron y ellos creen que no sabemos quiénes son. Hablar de “la Oficina” les genera réditos a algunos analistas y es fácil hablar y decir algo”.

¿Ahora cuáles son los objetivos más importantes?

“Hay diez Odín: “Los Chatas”, “Picacho”, “Robledo”, “Trianas”, “Terraza”, “San Pablo”, “la Sierra”, “Caicedo”, “la Unión” y “Trianón”. De ahí se subdividen unas bandas de mayor envergadura y otras banditas pequeñas y los territorios están para ellos determinados y se respetan eso. Cuando no, confrontan”.

¿Cuántas bandas considera la Policía que existen?

“Alrededor de 350, pero algunas de cinco o tres personas que dependen de las grandes. Bandas de gran envergadura son alrededor de 90. Quien creyera, hoy en día hay bandas independientes. “La Raya”, que era subordinada a “la Unión”, ya es independiente, los mismos “Mondongueros”.

¿Cómo fue la operación contra “los Chatas”?

“Fue una operación de año y medio y con mucho sigilo. Ha habido acompañamiento de la institucionalidad hacia esa banda, de miembros de la administración municipal (de Bello), de la misma comunidad y de la misma institución policial. Esa operación fue ‘criollita’ y utilizamos policías de otras ciudades. Nadie de Bello supo que íbamos a hacer la operación. Fueron 19 capturas, pero lo principal es que se capturó a “Elkin Chata”. También a los cabecillas “Jonás”, el enlace con el “clan Úsuga”, y a “Álex Mentiras”.

Otro golpe fuerte puso fin a lo que se decía era la plaza de vicio más vieja de Medellín, que operaba en barrio Antioquia, ¿cómo se logró?

“Una operación que llevaba un año de seguimiento. Fue un poco difícil, pero lo hicimos. Es tema de infiltrar gente, incluso de policías simulados como ciudadanos que iban y compraban y de ubicar vehículos que no despertaran sospechas. Tenían “campaneros” que utilizaban silbatos y cada que veían policía pitaban. La venta se hacía ambulante frente a la casa de donde sacaban la droga. Había de 7 a 10 vendedores y era increíble cómo la gente de cualquier estrato iba y compraba. Se hizo la operación a mediodía, en unos camiones tipo furgón. El problema era entrar al inmueble porque tenía puertas blindadas. Ya sabíamos a quién capturar. Mucha de la comunidad se hace partícipe, lastimosamente. El delincuente les ayuda económicamente. Muchas familias ven como algo extraordinario ver a un hijo en una banda. Hay muchos sitios del barrio Antioquia y seguimos en el trabajo”.

¿Cómo logró el clan de los “Úsuga” hacerse notar en algunos sitios de la ciudad en el paro pasado?

“Los delincuentes lo que hacen es amenazar. El “clan Úsuga aquí no tiene presencia como tal, tienen contactos con los delincuentes de la empresa criminal que manejan: el narcotráfico. Unas bandas se prestaron para hacer acciones a nombre del “clan Úsuga”. El hecho de que nos quemen un bus generó temor. Ya sabemos quiénes quemaron el bus. Tenemos un plan especial para Belén y esperamos generar espacios de tranquilidad”.

¿El denominado “pacto del fusil” incide en el descenso de los homicidios?

“Lo que hacen, en el argot de ellos, es que no se calientan. Saben que el tema de asesinar una persona se investiga y, por lo general, se captura al delincuente. Cuando ellos quieren enfrentarse se enfrentan. Hemos tenido enfrentamientos en Castilla y en el Centro entre las mal llamadas Convivir. La fuerza institucional ha hecho las capturas oportunamente. En homicidios, prevalece el de arma de fuego, pero vemos que se incrementa el de arma blanca. Quiere decir que hay más intolerancia de la gente por riñas y no convivir en determinado espacios” .

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