La reducción de los homicidios en Medellín y sus comunas ha sido notoria en los últimos cinco años, en el año 2010 se presentaron 2.019, este año la cifra va en 456. Analistas y líderes de las comunas más conflictivas del Valle de Aburrá se refirieron a la reducción de casi el 77 % y afirmaron que el pacto entre bandas y más presencia institucional fueron fundamentales para el cambio.
Max Yun Gil Ramírez, sociólogo y experto en temas de violencia urbana, afirma que históricamente en Medellín la competencia armada por el control de territorios y rentas ha sido un factor de incrementos de homicidios en la ciudad, pero cuando ha habido un mayor descenso de casos ha sido porque la hegemonía criminal es de un solo actor o los bandos hacen un pacto de no agresión.
¿Pacto del fusil o presencia de las autoridades?
Un acuerdo entre bandas habría sido celebrado en 2013. “La Oficina” y “los Urabeños”, pactaron la no agresión y se repartieron el tráfico de drogas, extorsiones y demás delitos en la ciudad. En la cumbre mafiosa se acordó que “los Urabeños” seguirían con el tráfico de drogas a gran escala, quedando con las rutas y los corredores, mientras “la Oficina” retomaba el control de los combos de barrio, el microtráfico y el cobro de las deudas mafiosas.
La Alcaldía de Medellín, que nunca ha reconocido ese pacto, atribuye la disminución de los homicidios al accionar institucional. Las cifras en la ciudad han sido las más bajas en los últimos 30 años: 89 días sin homicidios este año y a lo largo de los cuatro años de la administración de Aníbal Gaviria, la cuenta es de 204 días.
“Nosotros no le damos mucho crédito a ese tema del pacto del fusil. Yo creo que hay una combinación de varios factores. Uno es que los ciudadanos han aprendido a adquirir un comportamiento del respeto por la vida. Además hay que precisar que en la ciudad pasamos de 120 a 411 cuadrantes, es decir hay una mayor presencia de la Policía en todo el territorio; pasamos de 200 cámaras a más de 1.000 y eso tiene que apuntar a disminuir los delitos. Cada año hemos disminuido un 20% los homicidios. Es una tarea articulada de diferentes secretarías e instituciones”, asegura Jair Jiménez, subsecretario operativo de la Secretaría de Seguridad.
Por su parte, el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana agregó que el trabajo específico que se viene haciendo en las comunas es el desmantelamiento de las bandas delincuenciales, capturando a los miembros de las organizaciones desde los cabecillas hasta los de más bajo rango. Otra cosa que resalta es lo que él llama “la cultura de la denuncia”. “La gente ya denuncia hasta por las aplicaciones para lograr georeferenciar el lugar de los delitos y la ubicación de las bandas”, afirma.
Jairo Herrán Vargas, expersonero quien ejerció el cargo por dos periodos consecutivos entre 2004 y 2012, años de fuerte confrontación en Medellín, afirma que también ha habido una especie de hastío por parte de las bandas. “La guerra entre bandas ocasionó un desgaste de estas agrupaciones, un hastío dentro de la misma criminalidad, porque estas organizaciones actúan como empresas que tienen que tener estabilidad y rendimiento. Y todo esto generó una reacción y eso ha llevado a acuerdos como el del fusil y otros que se han venido dando en comunas como la 8, 5 y 13, de agrupaciones de barrios que han llegado a acuerdos. Una tranquilidad que hace que rinda el negocio”, sostiene Vargas.
Si nos remitimos a las tablas de cifras de homicidios en Medellín, la reducción de esta clase de delito ha sido una constante desde 2010. Por ejemplo, en los años 2011, 2012 y 2013 se muestran reducciones de hasta 400 casos de homicidios (2011- 1.624, 2012- 1.251 y 2013- 925 homicidios), antes de que se diera el pacto del fusil. Mientras hay una desaceleración en 2014 y 2015 (659 y 456 homicidios respectivamente), etapas postpacto. Y aunque no se logra notar la curva del impacto del acuerdo entre bandas en estas cifras, si es notable cuando se examina en las comunas más conflictivas.