“¡Yo sabía! ¡Yo sabía! ¡Te lo dije! ¡Te dije que esto iba a pasar!”. Esas frases fueron pronunciadas por un hombre canoso, robusto y de baja estatura que llegó corriendo a la entrada principal de la Unidad Deportiva de Belén, al mediodía del pasado miércoles.
Era evidente que le habían dicho que allí asesinaron a alguien que él quería mucho. Cruzó el acordonamiento sin importar que un policía intentara detenerlo, luego se acercó a otras personas que también lloraban y acto seguido, empezó a lamentar a gritos lo que veían sus ojos.
En ese momento, peritos de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía inspeccionaban la escena porque dentro de un vehículo particular blanco marca Nissan March modelo 2015, yacía el cuerpo de Róbinson Miguel Aguirre Carrero, que tenía 31 años.
Según el informe preliminar recopilado por las autoridades, la víctima estuvo jugando un partido de fútbol dentro de ese escenario deportivo, con algunos exfutbolistas profesionales (al parecer Mauricio Chicho Serna y Carlos Gutiérrez). Luego, salió de la Unidad ‘Andrés Escobar Saldarriaga’ y abordó el vehículo involucrado, pero no lo dejaron conducir.
Las evidencias recopiladas en el lugar indican que uno de los sicarios abrió la puerta del conductor y le disparó en múltiples ocasiones. El hombre fue impactado cinco veces, mientras que algunos proyectiles atravesaron la carrocería del lado del copiloto.
Aguirre murió al instante, mientras sus verdugos, que serían dos -según los datos de las autoridades-, huyeron en una moto de alto cilindraje marca Yamaha Fazer negra y blanca.
Una compraventa
Trascendió que a Róbinson Miguel Aguirre Carrero lo apodaban ‘Mello’ y que era dueño de una compraventa de motos y carros, ubicada en el barrio Trinidad o ‘Barrio Antioquia’, en Medellín.
Aunque los móviles del crimen aún son materia de investigación, las autoridades tratan de establecer si estaría relacionado con retaliaciones de parte de una banda delincuencial porque Aguirre presuntamente tenía nexos con un exintegrante del Cartel de Medellín, apodado ‘Papo’, y habría trabajado para Jorge Mario Pérez Marín, alias ‘Morro’, excabecilla de ‘la Oficina’ que fue asesinado en diciembre de 2012 junto a cuatro hombres y cuatro mujeres, en una finca de la vereda El Salado, de Envigado.
De ser así, la víctima habría sido muy prudente al moverse en el bajo mundo porque en su contra no tenía investigaciones judiciales, órdenes de captura ni antecedentes condenatorios.