El drama en el pabellón de paso de la cárcel El Pedregal, de Medellín, es tan complejo que seguramente será la justicia internacional la que tome decisiones, toda vez que el Estado ha sido incapaz de resolver el hacinamiento de este y otros penales.
Según el personero de Medellín, Guillermo Durán Uribe, el fallo negativo de la tutela que él puso ante el Tribunal Superior de Medellín en busca de una solución a la crisis resulta desconcertante.
En su fallo, el Tribunal acepta todos sus argumentos, pero concluye que deshacinar el sitio era llevarse el problema para otra parte.
Debido a la respuesta, el personero elevó su queja ante la Corte Suprema de Justicia, donde espera que haya un fallo a favor de los reos.
La defensora del Pueblo de Antioquia, Gloria Elena Blandón, por su parte, fue más allá y recurrió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que sea esta la que tome una decisión de fondo. De prosperar la demanda en el tribunal internacional, este obligaría a Colombia a resolver esa “flagrante violación de derechos humanos”, que enfrentan los reos y además aplicaría una sanción al país.
Pabellón de la infamia
De acuerdo con el Personero, a las imágenes con las que sustentó su tutela a favor de los reos les faltan los olores nauseabundos que emana el lugar, la convivencia de los internos al lado de las basuras, baños en mal estado y un calor insoportable que puede superar los 45 grados.
“Al entrar al pabellón de paso del penal, la fuerza del calor es impresionante. Además, no hay luz y usted encuentra hombres verdes porque no reciben sol. Hay personas enfermas, personas que durante las 24 horas del día están acostadas en unas colchonetas que miden lo que mide una persona, 1,80 de largo por 70 u 80 centímetros de ancho. Esa gente pasa ahí acostada o sentada todo el día. Al lado tiene que soportar a otro preso, y este a otro y así otro y otro. Usted mueve algo dentro del pabellón y encuentra a alguien durmiendo, metido en un hueco”.
En su testimonio a EL COLOMBIANO, el personero dijo que lo que se vivía en los campos de concentración de la Alemania nazi era un bálsamo, si se le compara con esta infamia. En los campos de concentración, al menos, había camarotes. En Pedregal no los hay. Aquí todos están en el suelo, unos sobre otros, en una grave situación de encerramiento y sin drogas”, relató.
El personero contó que los reos viven hacinados entre plagas, personas con VIH, hepatitis y tuberculosis, hechos que agravan la situación.
Sobre las denuncias de defensores de los derechos humanos de los presos afirmando que carecen de drogas, el funcionario manifestó que en este momento sí hay médicos, pero están sin insumos.
“Un médico sin droga no hace nada, lo único que podría hacer es una imposición de manos en busca de una sanación”, comentó.
Carlos Contreras, director de la Corporación Construyendo Nuevos y Mejores Caminos, dijo que “esta situación carcelaria está terminando en cientos de demandas administrativas de reparación directa contra el Estado, tasada en billones de pesos”.