Este miércoles, a los 88 años, falleció una de las leyendas en la fotografía especializada en ciclismo del país: Horacio Gil Ochoa.
Quienes tuvieron la fortuna de compartir con él, definen a este antioqueño (Barbosa, 1930) como un testigo de lujo de los primeros triunfos del ciclismo colombiano en Europa y como el fotógrafo de cabecera de figuras de la talla de Martín Emilio Cochise Rodríguez.
El periodista Pablo Arbeláez Restrepo, colega y compañero de muchas competencias regionales y nacionales, lo recuerda como un hombre temperamental, disciplinado y con una actitud jocosa para asumir la vida:
“Era una institución, un fotógrafo muy reconocido que tenía su estudio muy cerca de la clínica Medellín del centro. Era un colega y excelente amigo que además tenía como gran pasión la bicicleta”.
Como reportero gráfico, en una carrera que duró más de 45 años, hizo parte de las redacciones de EL COLOMBIANO, El Tiempo, El Correo, Vea Deportes y más.
Horacio escribió además el libro La bicicleta, mi cámara y yo que da cuenta de múltiples cubrimientos de competencias como la Vuelta a Colombia, el Clásico RCN, mundiales de ciclismo y competencias internacionales.
Por muchos años tuvo, además, una columna de opinión en EL COLOMBIANO llamada Visor en la que hacía análisis de ciclismo.
Gil Ochoa fue además uno de los socios fundadores (hace 65 años) de Acord Antioquia, el gremio que reúne a los periodistas deportistas del departamento.
Junto a su hermana, Amparo Gil Ochoa (Q.E.P.D) marcaron una época en el periodismo deportivo de la región: él desde la cámara fotográfica y ella con el cubrimiento del tenis.