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Caserones de Prado se convirtieron en inquilinatos sin control

La ONG Centro Consultoría de Conflicto Urbano (C3) señala que en las propiedades hay criminales ocultos, explotación sexual de menores y drogas.

  • Aspectos del eje de la carrera 51 (Bolívar), desde el sector de la estación Prado del metro hasta la estación Hospital. Se trata de una de las zonas donde la ONG C3 ha denunciado la existencia de varias problemáticas de tipo social que afectan la seguridad y la calidad de vida. FOTOS jaime pérez y donaldo zuluaga

    Aspectos del eje de la carrera 51 (Bolívar), desde el sector de la estación Prado del metro hasta la estación Hospital. Se trata de una de las zonas donde la ONG C3 ha denunciado la existencia de varias problemáticas de tipo social que afectan la seguridad y la calidad de vida.

    FOTOS jaime pérez y donaldo zuluaga

  • Caserones de Prado se convirtieron en inquilinatos sin control
  • Caserones de Prado se convirtieron en inquilinatos sin control
Inquilinatos sin control en los caserones del barrio Prado, en Medellín
15 de febrero de 2016
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Las fachadas de las antiguas casas del barrio Prado están varadas en una condición patrimonial que aún no ha sido reivindicada con acciones concretas de recuperación. Al tiempo, la nostalgia por el pasado en deterioro sobrevive junto a la prostitución, el abuso sexual de menores, ollas de vicio y miembros de grupos ilegales.

Algunos pobladores e investigadores sociales hablan de los males alojados en los inquilinatos en que se han convertido los caserones, subdivididos por cuartos ante la imposibilidad de los dueños de mantener propiedades de espacios desproporcionados para el presente. En cambio, las autoridades no hablan. Todavía no miran tras puertas y ventanas.

Según el sociólogo Óscar Chaparro, presidente de la Organización No Gubernamental Centro Consultoría de Conflicto (C3), en algunas de estas casas conviven menores de edad con adultos que dicen ser sus parejas, se da la explotación sexual infantil, algunos niños son reclutados para actividades ilegales, se procesan, consumen y venden estupefacientes, se almacenan drogas, armas y artículos robados y se esconden miembros de organizaciones ilegales perseguidos en las zonas en que ejercen influencia.

De caserones a inquilinatos

“Hay inquilinatos porque si yo tengo 80 años —como es común entre los propietarios más antiguos— y vivo en una de esas casas gigantescas, a lo mejor opto por subdividirla por piezas”, sostiene Jorge Eliécer Arango, que reside con uno de estos ancianos de más de 80 en una casa de las proporciones que describe cuando habla del barrio Prado. “Eso genera mucha inseguridad porque obviamente quienes llegan a vivir bajo esas condiciones son por lo general personas con pocos o nulos estudios académicos y en situaciones económicas y de vida muy complejas”, anota.

“Los caserones de Prado se subdividen para acomodar más personas y se cobra diario, semanal o mensual y en la gran mayoría no se pregunta ni se monitorea nada”, explica por su parte Chaparro. Señala en una investigación adelantada por la entidad, que los inquilinatos del Centro se han mudado a Prado a las que fueran residencias estudiantiles en otro tiempo.

“Esto ha contribuido a una gran problemática que incluye a menores de edad que son explotados en el sector de Villanueva y más concretamente en los bajos de la estación Prado del metro”, advierte.

El mapa del problema

La ONG C3 menciona los sectores en que ha detectado que se dan problemáticas sociales asociadas al ejercicio de la prostitución, la venta y consumo de estupefacientes y escondite de integrantes de bandas. El mapa comprende la carrera 50D (Neiva), cerca de la estación Hospital; la carrera 51 (Bolívar) entre las estaciones Prado y Hospital, y la carrera 50C (Popayán) cerca del sector Belalcázar.

“Luego vienen diversos puntos del barrio en los aproximadamente 35 inquilinatos existentes, que por sectores padecen el flagelo de haberse transformado negativamente por el abandono y la desidia de los gobiernos municipales”, anota Chaparro.

Según el investigador, los propietarios de los inmuebles o las agencias que arriendan solo se limitan a captar el dinero pero no supervisan para qué actividades se usan. No hay censo que refleje la realidad de la ocupación por parte de quienes habitan los inmuebles. Tampoco existe presencia de las autoridades civiles y policiales para controlar los inquilinatos.

Intervención en el Centro

Aunque la Alcaldía de Medellín ha manifestado su preocupación por la venta y consumo de drogas, la indigencia, el hurto, la explotación sexual de menores y el ejercicio de la prostitución, lo más cerca que se ha acercado a Prado ha sido hasta los alrededores del Parque Bolívar, separado del barrio por la avenida Oriental.

“Allí había algún desorden en cuanto a ventas de sustancias alcohólicas”, señaló el secretario de Seguridad de Medellín, Gustavo Villegas, al referirse a las acciones de control emprendidas en días recientes.

Las autoridades también se han detenido en el Parque Berrío y la Plaza Botero, donde ha habido invasión del espacio público con venta y consumo de bebidas alcohólicas, venteros ambulantes y prostitución.

“Estamos haciendo también una intervención a cargo de la Secretaría de Infraestructura, haciendo unas reparaciones menores que había que hacer en esos tres parques”, agregó.

En cuanto a operaciones para evitar la explotación sexual de niños y adolescentes y controles a la prostitución, señaló que junto con la Secretaría de Salud se adelantó una intervención en el sector de la carrera Carabobo, que implicó el cierre de cinco hoteles por condiciones de salubridad.

Villegas se comprometió a revisar las denuncias de la ONG C3 para suministrar a las autoridades las direcciones de los inquilinatos donde se presume que se encuentran estos problemas sociales. Advirtió que si se comprueba la explotación sexual de menores se procederán a adelantar procesos de extinción de dominio.

Proyectos y especulación

“Desde hace mucho tiempo que algunas casas en Prado las vienen utilizando como casas de masajes (denominación tras la que se esconde la prostitución), porque son propiedades que tienen mucho espacio. Los dueños, al ver que no las pueden vender a buen precio y no las pueden intervenir, las subarriendan”, señala Jorge Eliécer Arango, vecino de Prado.

Aparte de problemas como este, que considera “tradicionales” en el barrio, este habitante cree que la intervención en el Bazar de Los Puentes, que incluyó el desalojo de habitantes de calle del sector del paso deprimido de la avenida Oriental, terminó con el desplazamiento de esta población hacia zonas de Prado y Los Ángeles.

“Ya hay cierto nivel de organización delincuencial, que ya conoce a los vecinos, que hace rastreos”, anota. “Yo, que vivo solo en una casa de Prado, gigante por supuesto, con una persona de 82 años que está enferma, la semana pasada se me metieron a la casa, se me llevaron el computador, aporrearon a la empleada del servicio. Llegaron preguntando directamente por él”, agrega.

Considera que se trata de problemas que se dan tras la subdivisión y el arriendo de las casas por cuartos. La norma no permite ningún desarrollo en construcción y los dueños buscan qué hacer con sus propiedades que se van convirtiendo en “elefantes blancos”.

Cuenta que hace poco acompañó a una persona interesada en comprar una propiedad patrimonial con fines culturales (la casa conocida como el Palacio Egipcio).

“El actual dueño, que al parecer la compró para montar una casa de masajes y no pudo hacerlo, pidió 20 mil millones de pesos para venderla”, sostiene. Sin embargo, no abandona la idea de que con la mediación de la Alcaldía se pueda generar un distrito cultural, que las casas las compren grandes firmas y se configure un bulevar con galerías de arte y restaurantes. Que eso ayude a la conservación de las casas y al mismo tiempo a dinamizar el espacio.

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inquilinatos señala la ONG C3 en Prado, donde se alojarían problemáticas sociales.
Infográfico
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casos de explotación sexual de menores se atendieron en el Centro entre 2012 y 2015.
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