La vida de Argemira Carmona se dividió en dos: antes y después de que las balas le quitaran a uno de sus hijos y dejaran enfermo a otro.
Aunque los hechos ocurrieron hace tres lustros, Argemira recuerda con detalles que su hijo Gustavo Adolfo Isaza, de 9 años, lloraba y lloraba porque inicialmente su papá no le había dado permiso para ir con su hermano y otros compañeros de clase a un paseo escolar. “Aparentemente no había ríos ni peligros para los niños, por eso les dimos la autorización”, señaló Argemira.
Los menores, junto a otros compañeros de clase, fueron sorprendidos por el fuego de un contingente militar que los confundió con guerrilleros del frente Ernesto Che Guevara del Eln, el 15 de agosto de 2000.
“No sabemos en qué terminó la investigación. Queremos que se sepa la verdad. Parece que hubieran asesinado a seis ratoncitos, porque cuando se asesina un perro, las personas van a la cárcel”, comentó dolorida la madre de Gustavo.
Gloria Eugenia Tamayo, madre de Harold Giovanny Tabares, quien hoy tuviera 21 años, no sabe por qué el Estado los olvidó y solo le dieron una indemnización de 33 millones de pesos, que luego se le volvió un dolor de cabeza, porque le exigieron el pago de una extorsión, ya que se regó el comentario de que habían recibido más de mil millones de pesos y por eso la hicieron desplazar.
En el hecho murieron: Paola Arboleda Rúa, de 8 años; su hermano Alejandro, de 10; Marcela Sánchez, de 6; Harold Tabares Tamayo, de 7; David Andrés Ramírez, de 10, y Gustavo Adolfo Isaza, de 9.
“Hoy en el parque central de Pueblorrico se realizará, a las 11:00 a.m., una ceremonia religiosa conmemorativa y a las 2:00 p.m., habrá un concierto con un coro de niños.
