El oso de anteojos es un portentoso que en su edad adulta puede medir hasta 2,10 metros y pesar casi los 200 kilos y, por ello mismo, para habitar sin problemas en el territorio, si es macho, requiere hasta 300 kilómetros cuadrados de radio, y si es hembra, 21 km2.
Pero pese a su dimensión y su fortaleza, está amenazado. Los humanos, con prácticas como la caza, la deforestación y la expansión de la agricultura y la ganadería, han diezmado y puesto en riesgo su existencia en la tierra.
En Antioquia, aún hay una zona rica en la presencia de este animal, que despierta manantiales de ternura e inmedibles sentimientos de admiración y respeto entre muchos humanos. Se trata de la subregión Suroeste en su extremo occidental, en los límites con el departamento del Chocó, donde en muchas partes son visibles al ojo humano.
Esta presencia motivó a varias instituciones públicas y ong privadas a promover la creación de un corredor biológico para protegerlo, más cuando es claro que cuidar este ejemplar o esta especie es, por extensión, hacerlo con todo un ecosistema.
“En términos ecológicos, el oso es una especie sombrilla, es la especie que más requerimientos (ambientales) tiene y al protegerlo a él, se protege el ecosistema”, precisa la coordinadora de Gestión Ambiental de la Corporación Gaia, Marcela Ruiz Saldarriaga, que es una de las entidades promotoras de la creación del corredor biológico, asunto para el cual se buscará, desde la Asamblea, se fije una política pública que fije parámetros claros de cuidado y conservación.
Al frente del tema, en la Asamblea, está la diputada Ana Ligia Mora Martínez (Centro Democrático), Ingeniera Ambiental y especialista en Derecho Ambiental, quien es consciente de la importancia que para la ecología tiene el oso andino o de anteojos.
“Soy de Támesis, la misma zona donde hay presencia del oso, y yo misma he visto hasta un bebé extraviado, la gente de la zona ha aprendido a cuidarlo y protegerlo, porque es consciente de que donde hay presencia de este animal hay abundantes recursos hídricos y bosques”, sostiene la diputada, que desde un cargo anterior en la corporación Corantioquia, empezó a trabajar el tema del corredor biológico.