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Agredir a la pareja, niños y ancianos se convirtió en paisaje en Colombia

En amplias zonas de Antioquia se sigue creyendo que el hombre es el que manda, lo que multiplica las agresiones. Antioquia, Medellín y Bogotá, en top de la violencia intrafamiliar.

  • En amplias zonas de Antioquia se sigue creyendo que el hombre es el que manda, lo que multiplica las agresiones. Antioquia, Medellín y Bogotá, en top de la violencia intrafamiliar. FOTO Robinson Sáenz
    En amplias zonas de Antioquia se sigue creyendo que el hombre es el que manda, lo que multiplica las agresiones. Antioquia, Medellín y Bogotá, en top de la violencia intrafamiliar. FOTO Robinson Sáenz
11 de septiembre de 2016

A pesar de las políticas públicas de protección a personas vulnerables, implementadas en varias ciudades, la aprobación de nuevas normas que aumentan las penas a los agresores y un mayor nivel de educación en las mujeres, la violencia intrafamiliar no cede y, al contrario, sigue con altos niveles en Antioquia y ciudades como Bogotá y Medellín.

Por esta situación y basados en estadísticas del Instituto Nacional de Medicina Legal, la Universidad de La Sabana, realizó desde finales de 2014 una investigación, cuyos resultados los dio a conocer en el VIII Congreso Internacional de La Familia, llevado a cabo el fin de semana pasado.

A los investigadores les llamó la atención el fuerte arraigo que tienen las costumbres machistas, en especial en zonas rurales de Antioquia, donde solo se considera como violencia intrafamiliar la agresión física, mientras que otras conductas que también pueden ser denunciadas como la inasistencia alimentaria, las intimidaciones, el sometimiento económico, los insultos, los empujones y el maltrato sicológico, se ven como normales.

Según datos de Medicina Legal, dados a conocer en este trabajo, en el primer semestre de 2016, en Medellín, se presentaron 1.874 denuncias por violencia de pareja (1.549 fueron instauradas por mujeres y 325, por hombres). Por maltrato infantil 296 y por violencia hacia adultos mayores 66, por agresiones hacia otro tipo de familiares, hijos, hermanos, tíos y cuñados, 678.

El primer lugar de las denuncias se presentaron en Bogotá, con 11.867 registros.

En el país hubo, en los seis meses analizados, 44.700 denuncias y las mujeres fueron las más afectadas, con 34.457 agresiones.

La coordinadora de Investigaciones del Instituto de la Familia de La Sabana, Victoria Eugenia Cabrera, dijo que les llamó la atención que en varias zonas de Antioquia y en sectores rurales del país la creencia de que el hombre es el que manda en el hogar, sigue teniendo mucha fuerza y las mismas mujeres, incluso profesionales, están convencidas de que la culpa de la violencia en el hogar es de ellas.

¿Cómo hicieron este estudio y por qué?

“Este trabajo se efectuó con profesionales y estudiantes por la preocupación que presenta la violencia intrafamiliar en el país y para profundizar en las causas, en especial, con ideas que prevalecen en la sociedad en las que la mujer tiene roles de obligatorio cumplimiento en el hogar. Entonces, le preguntamos a los encuestados si estaban de acuerdo con afirmaciones como: la ropa sucia se lava en casa. El hombre es el que manda en el hogar. La mujer tiene que satisfacer en todo a su marido y a los niños solo los cuidan las mujeres. Y nos encontramos con respuestas preocupantes. Por ejemplo, que en la afirmación ‘el agua sucia se lava en casa’, muchos encuestados manifestaron que los problemas del hogar se resuelven dentro de la casa y nadie se debe entrometer. Si bien eso es cierto que los conflictos se deben de resolver en el mismo hogar, sí hay circunstancias donde la sociedad tiene que intervenir y es el caso de las agresiones contra las personas más vulnerables”.

¿Cómo realizan las investigaciones en Medellín?

“Hicimos una serie de preguntas y aplicamos los mismos cuestionarios de todo el país. Además, se desplazaron estudiantes y también había algunos residentes en estos lugares, ya que hacen parte de nuestros programas virtuales”.

¿También hicieron la investigación en zonas rurales?

“En el sector rural se consultaron a 237 mujeres campesinas de un universo de 2.876 familias, con edades entre los 16 y 81 años”.

¿Qué tipo de violencia encontraron que sobresale?

“Es la aceptada socialmente o, en el peor de los casos, las que parecen invisibles. Por ejemplo, menospreciar; zarandear o sacudir; chistes o bromas de mal gusto; golpes a objetos o lanzarlos al piso, infundir miedo; celos obsesivos que no permiten a la pareja verse con familiares o amigos; la amenaza y el chantaje a la mujer diciéndole que la va a dejar, que le va a quitar los niños y que la relación se terminará”.

De esas preguntas que hicieron ¿qué respuestas les llamó la atención?

“Se preguntó, por ejemplo, ¿está de acuerdo con palabras como la ropa sucia se leva en casa; el hombres es el que manda en el hogar; la mujer tiene que satisfacer al hombre en todo sentido? Nos preocuparon las explicaciones que le dieron a la expresión: la ropa sucia se lava en casa, porque detrás de estas palabras está la afirmación de que muchos de los encuestados consideraron que los problemas del hogar se resuelven dentro de las casas y nadie se debe entrometer. Si bien eso es cierto, que los conflictos se deben resolver en el mismo hogar, sí hay circunstancias donde hay que meterse, que deben conocer otros estamentos y es el caso de las violencias contra las personas más vulnerables que hay que proteger, como las mujeres, los menores y los adultos mayores. En este caso, el 90 % estuvo de acuerdo con que la ropa sucia se lava en casa y así guardar silencio ante cualquier tipo de agresiones. Bueno, también preguntamos si habían sido testigos de violencia familiar y qué habían notado. La mayoría reportó que sí y que la mujer es la más vulnerable a pesar de que en el Siglo XXI ha incrementado su incursión en el mundo laboral, en el contexto social y político, pero sigue siendo objeto de agresiones”.

¿También analizaron las justificaciones que tienen los autores de esta violencia?

“En Colombia agredir a la pareja se convirtió en paisaje. En algunos casos los comportamientos violentos particularmente hacia las mujeres son aceptados socialmente o se ven como algo normal. Un ejemplo claro de esta situación fueron las respuestas que dieron los entrevistados, incluso muchas mujeres, quienes justificaron en el 50 % de los casos la violencia especialmente, cuando la otra persona se lo merece. Otras creencias sociales señalan, según el 70 % de los encuestados, que una persona maltratada es culpable de permanecer junto a quien la maltrata; el 81 % considera que la familia debe permanecer unida a cualquier costo, así implique soportar cualquier tipo de agresiones; el 55 % afirmó que las personas que agreden a sus familiares es porque son violentas por naturaleza, es decir aceptan la violencia como algo normal; el 18 % piensa que es correcto golpear”.

¿En cuanto a las agresiones, cuáles encontraron que son las más frecuentes?

“Se evidencia en todo tipo de golpes y hasta casos de quemaduras con ácidos u otras sustancias. Respecto a la frecuencia del comportamiento agresivo, en el 45 % se estableció que es ocasional; en el 21 %, es frecuente, y en el 15 % es constante. Los victimarios, en el 56 % son hombres, en el 25 % mujeres, en el 8 % niños y en el 4 % adultos mayores”.

¿Qué significa que el 45 % de la agresión es ocasional?

“Son personas que durante mucho tiempo no maltratan, pero, por tragos, drogas, celos o estrés, se salen de sus cabales, no controlan sus emociones y las descargan en su familiar más cercano”.

¿Entonces, el estrés tiene que ver con esta violencia?

“La gente entiende mal el estrés. Cuando revisamos la literatura, los investigadores dicen que muy poquitas personas viven el estrés. Lo que ocurre es que a toda angustia la llamamos estrés. Pero si se cuenta con los recursos y competencias para enfrentar los retos laborales y sociales y se saca el debido tiempo para cada actividad, pues se evitará estar angustiado y así no se llevarán los problemas del trabajo u oficina para el hogar”.

¿Y qué encontraron en cuanto a las drogas y alcohol?

“El consumo de alcohol o drogas, así como la falta de recursos económicos también son causas de violencia intrafamiliar. El 15% de los entrevistados sostuvo que el trago o la droga justifican las agresiones físicas y psicológicas; mientras que el 37 % responsabiliza a la situación económica como una razón válida para imponerse ante la pareja”.

¿Qué otros resultados llamaron la atención?

“Otros resultados sostienen que para el 47 % de las personas el maltrato emocional no es tan grave como la violencia física; el 86% está de acuerdo con que los padres castiguen con golpes a los hijos cuando lo consideren necesario; y el 31 % señala que el hombre, a través de cualquier medio, debe demostrar que es él quien manda en la casa”.

¿Qué se puede hacer para enfrentar este flagelo?

“Así como el Gobierno se esmeró por sacar adelante un proceso de paz con las Farc, debe preocuparse por buscar mecanismos realmente eficaces para enfrentar esta violencia que socava la célula de la sociedad, la familia”.

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