El cambio climático ya no toma a nadie por sorpresa. Ni siquiera a las vacas. Ellas, ahora, tienen menos comida que antes y la que comen no es de la misma calidad.
Una lástima, por ellas y por nosotros. La cantidad de proteínas que tiene la leche por cuenta de este fenómeno ha disminuido. Según el cálculo de expertos, en algunos casos hasta en 20 por ciento.
Esa es una de las revelaciones que surgieron del Seminario Internacional de Competitividad en Carne y Leche, organizado por Colanta. Juan Manuel Cerón, director Académico de este encuentro, comentó que los fenómenos medioambientales cobran relevancia en el análisis de la competitividad.
"Se han identificado disminuciones de productividad de entre 5 y 7 por ciento por cada hato. Las lluvias y los días opacos afectan las raíces del pasto impidiendo su crecimiento adecuado".
Al respecto, la ingeniera Miriam Gallardo, directiva del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), comentó que en ese país se ha logrado contrarrestar el efecto estabilizando la alimentación. Cerón precisó que en ese aspecto, se recomienda aumentar el número de cultivos forrajeros que su puedan cortar y suministrar al hato. "En ese caso se habla de henos, ensilajes y henolajes".Mejorar la genética
Un par de "secretos" fueron revelados por los productores lecheros del norte del departamento a sus colegas participantes del Seminario.
Uno de ellos tiene que ver con el mejoramiento genético. "Se demostraron casos prácticos e interesantes de ganaderos que han logrado mantener por más de diez años niveles altos de proteínas en la leche. Lo hacen con la inseminación de toros holstein alemanes".
Según este experto, los ejemplares de la raza holstein alemana tienen 3,40 por ciento de proteínas, superior a 3,05 por ciento de los estadounidenses. "Esto no representa más costos porque la inseminación con uno o con otro cuesta lo mismo. Hemos confirmado que la calidad de la leche es sostenida en su nivel de proteínas y eso es importante, especialmente ahora, con los problemas climáticos", comentó Cerón.
El segundo secreto tiene que ver con asegurar una abundante alimentación con pasto kikuyo. "Lamentablemente algunos ganaderos están restringiendo la cantidad de pasto y esa no debería ser una opción".
Por último, una respuesta para el control de la mastitis fue presentada por expertos de Canadá y Argentina.
Gregory Paul Kiefe y Martín Pol recomendaron implementar laboratorios para diagnosticar el tipo de microorganismo que infecta a las vacas, de manera que se pueda aplicar el tratamiento indicado. Cerón aseguró que en cada finca se puede instalar este pequeño y sencillo laboratorio. "Se busca que el ganadero invierta en el tratamiento lo que necesita y no gaste en antibióticos
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