Sandy fue el último envión. Alcanzó a despeinar muchos americanos y a empapar otros, pero pronto sus efectos se diluyeron por lo que siempre se diluyen los asuntos climáticos: por política.
Inquietan lo que dicen los últimos datos. La actualización por la Nasa de los indicadores del cambio climático pone a pensar por qué la indiferencia, así dentro de tres semanas se realice en Qatar la cumbre del cambio climático de Naciones Unidas con casi 200 países. La número 18.
Veamos el panorama. Pese a todas las medidas, la concentración de CO2 en la atmósfera ha venido en aumento: hoy es de 394 partes por millón, frente a 290 de 1950 y, más grave, con un aumento de 16 desde 2005, cuando se supone que hay muchas medidas operando. El dióxido de carbono es uno de los potentes gases de efecto invernadero.
Esto ha hecho que la temperatura global de la superficie continúe escalando: ha subido casi 0,2° desde 2000, si bien entre 1880 y 1980 había crecido 0,4°.
Por esta situación, la Antártica ha venido perdiendo más de 100 kilómetros cúbicos de hielo por año desde 2002 y Groenlandia ha tenido una variación negativa de 1.098 millones de toneladas de hielo. Y el Ártico ha perdido más de 3 millones de kilómetros cuadrados.
El nivel del mar sube hoy a un ritmo de 3,17 milímetros por año desde 1994, cuando entre 1870 y ese año lo hacía a 1,70 milímetros.
Tras el paso del huracán Sandy ciudadanos, políticos y científicos se preguntaban si no se debió su fuerza al cambio climático.
La climatología no puede atribuir un fenómeno específico al cambio climático ni decir siquiera qué parte se debe al calentamiento del planeta.
Lo que sí pueden los científicos es calcular la probabilidad de que haya más de esos eventos extremos.
La realidad es incontrovertible. Para Qatar no hay muchas expectativas. Mientras no se reconozca en pleno la existencia del cambio climático y sus efectos (¡qué más se necesitará…), no se actuará.
Con decir que, por ejemplo, ni Antioquia ni Medellín consideran el tema de manera directa. En el país solo Bogotá tiene una mesa activa para acomodar la capital a los nuevos climas.
Por eso cada rato nos despeinamos o mojamos y hasta morimos embarrados.
Maullido: ilógico que una ciudad con más autos cada día, donde ensanchar avenidas es poco útil y costoso, se reduzca el pico y placa.
Pico y Placa Medellín
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