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Any estaba letárgica, se veía panzoncita, diferente... Esos signos llevaron a los veterinarios de la Hacienda Nápoles a pensar que algo raro estaba sucediendo y el equipo se contagió pronto de la ilusión de que una nueva estirpe de tigres pudiera tener como sitio natal las tierras del Magdalena Medio.
Y así fue. 103 días después de que Any y el macho Pascal copularan -un proceso normal en los hábitats naturales, pero tremendamente particular en espacios con intervención del hombre- tres pequeños tigres vinieron a la vida.
Literalmente, fue el milagro de la vida. No es exageración, pues, como lo explica el veterinario de Nápoles, Juan Camilo Gómez, “lo importante de la vida silvestre es que cuando hay estrés, no funciona la reproducción. Pero una vez los animales están en su hábitat sin tener contacto con humanos, se pueden esconder para la cópula y se dan las condiciones óptimas para la reproducción”.
El nacimiento de los tigrecitos, que no tigrillos, quedó registrado en el calendario el 25 de mayo pasado. Detalla el veterinario Gómez que fue un parto natural, sin intervención del hombre. “Ocurrió en horas de la tarde y en la actualidad los cachorros están en buenas condiciones, andan con la madre para todas partes, juegan con ella, se amamantan bien y el papá los acicala”, cuenta.
La razón por la que esta noticia se conoce hasta ahora, dos meses después del alumbramiento, es que el equipo de la Corporación Cultura Ambiental que se encarga del bienestar de los animales en Nápoles prefirió mantenerlo en secreto, para que la llegada de turistas curiosos no afectara el desarrollo de la familia de tigres.
Any se encuentra en perfecto estado de salud, es una madre feliz y territorial y no deja que nadie se les acerque a sus pequeños hijitos, a quienes aún no han bautizado. Pascal, el padre, no puede sentirse más cómodo en su rol de macho alfa.
Cuentan quienes los han visto que el tigre camina adelante, seguido de la tigresa, su hembra, y atrás tres tigrecitos juegan y revolotean sin alejarse mucho de la protección de sus padres. Y al fondo, un bello paisaje del Magdalena Medio, muy parecido a la gran sabana africana, adorna este bello cuadro silvestre.