Se acaba de presentar el borrador del plan nacional de desarrollo que le da forma a la idea del Presidente de que la economía nacional será empujada por cinco locomotoras: infraestructura, agricultura, vivienda, innovación y minería.
Esto ocurre en medio de una sorprendente ausencia de discusión nacional sobre el tema. El Gobierno hace como si la discusión hubiera sido durante la campaña electoral, los expertos tienden a menospreciar el instrumento del plan, mientras la prensa está dedicada, en general, al pequeño crimen, al chismorreo político y la farándula (incluyendo nuestro irrisorio fútbol).
A propósito de los acontecimientos de esta semana en las vías del país, vale hacer un comentario sobre el plan de desarrollo. Cuando se evalúa la competitividad de un país se habla de factores denominados "precursores", es decir, las condiciones que deben crearse para que se pueda hablar de los demás. Entre estos sectores precursores está el de comunicaciones, en el que se mencionan los kilómetros de carreteras asfaltadas, los de carreteras avanzadas, la longitud de las líneas férreas, el tiempo empleado en transporte.
Colombia es el país más atrasado de Suramérica en todas estas materias. Hay que andar un poquito por las carreteras peruanas y ecuatorianas para abrir la boca de admiración; uno acostumbrado a viajar por trochas a las que pomposamente denominamos autopistas o troncales. Para no hablar de ferrocarriles. Recuerdo que César Gaviria creó a Ferrovías, que era una oficina con empleados pero sin ferrocarriles. ¡Y todavía nos burlamos de la marina boliviana!
Otra cosa son los equipos. A tal camino, tal camión. Escuché hace unos años los comentarios jocosos de unos visitantes ecuatorianos viendo nuestros buses en Medellín. Les parecía folclóricamente atractivo ver vehículos tan feos, incómodos y ruidosos. Claro, cuando uno está en Quito y ve aquellos buses enormes, silenciosos, que pueden bajar de altura para mayor comodidad de los pasajeros, entiende.
Pero ahí no termina el asunto. El sociólogo Michael Mann plantea que uno de los elementos claves de análisis del poder social es la logística. ¿En manos de quién está la logística en Colombia? En el transporte por carretera, dice El Tiempo, "el 47% de las compañías son de garaje y tan sólo el 10% de los vehículos pertenecen a las empresas" (23.01.11). Lo mismo pasa a nivel urbano con los buses y los taxis.
El poder logístico del país está en manos de un sector desorganizado, informal, nada profesional y poco regulado. Además, penetrado por organizaciones criminales como se demostró en los casos ya juzgados de Bellanita de Transportes y la banda de Frank en Castilla, y como se ve en cada paro, pues el miedo cunde entre quienes quieren trabajar y tienen que pedir vigilancia policial para movilizarse. Un sector que ante cualquier tímida propuesta estatal bloquea vías y amenaza al conjunto de la sociedad. Lo vimos esta semana cuando el Gobierno nacional anunció la eliminación de la tabla de fletes y el municipal estableció el sistema GPS para los taxis.
Resulta ilusorio hablar de locomotoras habiendo tan poquito riel. Si el país no se pone serio en materia de carreteras y ferrocarriles, los avances en la economía y la seguridad serán muy limitados.
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