No es folclorismo, no es fanatismo, la mejor ciudad para vivir en Colombia es Medellín.
Por razones de mi oficio recibo cantidades de extranjeros que llegan a la ciudad por diferentes motivos. Casi todos vienen con susto y salen enamorados de la ciudad, de los paisas, del desarrollo, de los paisajes, del clima y de etcétera .
Una señora canadiense me llamó un día casi llorando porque su hija venía como profesora de inglés. Le dije que tenía razón para tener miedo, no porque Medellín fuera insegura sino porque al año su hija no querría regresar a Canadá por lo amañada que estaría.
Resultó verdad y así me lo reconoció la mamá. Medellín tiene niveles difíciles de seguridad, pero es más insegura Washington, la capital de Estados Unidos. No es paja. Personalmente no me dejaron visitar un barrio para conocer el tráfico de drogas y fue la policía la que me lo impidió.
No era capaz de responder por mi vida. Mal de muchos, consuelo de tontos, dirán algunos, pero la inseguridad es menor a la de otras partes como Roma, Madrid, Caracas, Bogotá y un enorme etcétera también. La diferencia: ellos no se lo restregan a sí mismos.
Medellín se está abriendo al mundo porque tiene mucho que ofrecer y mucho que recibir. Los Olímpicos Juveniles, las reuniones del Banco Mundial, la llegada de multinacionales que prefieren nuestra ciudad a otras de Colombia. Es quizá la única ciudad de Colombia que se está desarrollando y rápidamente.
Por eso vienen de Monterrey, de Europa, del Brasil, para conocer nuestro fenómeno de desarrollo. Si visitamos otras ciudades nos duele Colombia. Medellín, por su propio esfuerzo, sin ayuda de la Nación, va adelante.
Un amigo periodista que vive en Europa me respondió cuando le hablé de la mala imagen de Colombia en el exterior: esa imagen no la hacen los periodistas extranjeros.
Basta con mirar los noticieros y las novelas de Caracol y RCN en el exterior o ver cine colombiano para pensar que Medellín es un infierno, lleno de sicarios, mafiosos, prepagos, balaceras, masacres. Eso es lo que nosotros mismos le estamos transmitiendo al mundo y de ahí sacan los periodistas sus temas.
En Google, por ejemplo, cuando uno abre Medellín en el extranjero, se identifica la ciudad con el narcotráfico y el maldito Pablo Escobar . Es hora de que nos rebelemos. No debemos permitir que nos sigan etiquetando como los peores del mundo. Les pedimos a las cadenas nacionales de televisión que nos suelten, que no nos hagan más mal. A nuestras empresas, que por favor no patrocinen este atentado contra una ciudad que va hacia adelante, es juiciosa, pujante, trabajadora, amable, creativa. Somos internacionales porque tenemos esa dimensión, así nosotros mismos no creamos.
Hace unos años escuché una canción que dice: Hay una ciudad que es fácil de amar, porque de su alma brota la amistad, esa es Medellín, coqueta y feliz, llena de presente y con porvenir.
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