La Comisión Primera de la Cámara de Representantes aprobó ayer en primer debate la que era una de las promesas de Juan Manuel Santos en campaña: la unificación de los períodos de alcaldes y gobernadores con el del presidente.
Fueron varias las posibilidades que se contemplaron para cumplirles a los mandatarios regionales. Por ejemplo, se pensó en aumentarles el período hasta 2018, pero se advirtió, en buena hora, que esto resultaría abiertamente inconstitucional, pero finalmente se optó por permitirles a los actuales gobernantes territoriales presentarse por una sola vez a la reelección para un período atípico de tres años, posibilitando que en esas elecciones participaran también otros candidatos.
Son varios los argumentos esgrimidos por el Gobierno para defender la conveniencia de la reforma. Por ejemplo, sostienen que una de las mayores dificultades en cuanto a la coordinación de políticas públicas, radica en que los alcaldes y gobernadores deben ajustarse a dos planes de desarrollo nacionales, el del gobierno saliente y el del entrante y eso, aseguran, es poco práctico.
Gilberto Toro, presidente de la Federación Colombiana de Municipios, defiende la propuesta afirmando que "esta permitirá que no haya elecciones cada dos años con la parálisis que eso significa para la gobernabilidad por la Ley de Garantías. De los cuatro años para los que fueron elegidos los actuales gobernantes, solo han podido gobernar dos, entre otras razones porque el Sistema General de Regalías se demoró mucho en arrancar y encontraron también un presupuesto que no era de ellos etc. Dos años más les permitiría cumplir sus compromisos y la gente podrá ver muchas de las promesas de sus gobernantes", dijo.
Opiniones en contra
Lo cierto es que hasta el momento la unificación de períodos tiene más opositores que adeptos o por lo menos estos últimos no se han atrevido a defender la proposición en público.
Para el director de la Facultad de Ciencias Políticas de la UPB, Luis Guillermo Patiño, esta reforma es totalmente improcedente. "En términos de cultura política sería retroceder, pues va en contra del espíritu de la Constitución que es salvaguardar las elecciones regionales para que no dependan de las elecciones presidenciales. Lo que se logra es que desde los grandes partidos se impongan candidatos que representan los intereses de quien aspire a la Presidencia y eso desestimula la aparición de esos liderazgos regionales que muchas veces no tienen que ver con esas lógicas burocráticas nacionales".
Por su parte, Santiago Valencia, representante del Centro Democrático y uno de los ponentes del proyecto, cree que la aprobación de esta reforma supondría una sustitución de la Constitución pues toca directamente con uno de los principios fundantes de la misma como lo es la descentralización, y esos principios le están vetados al constituyente secundario. "Lo preocupante aquí es ver cómo predomina una promesa de campaña por encima de los verdaderos intereses de las regiones. Es contradictorio, pues dicen que la reelección presidencial desequilibró los poderes, pero no le ven mayores implicaciones al proponer está reelección", señaló Valencia.
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