Unas aretas de mil pesos, compradas en Puerto Berrío, Magdalena Medio antioqueño, fue el primer regalo que Martha Cecilia Cardona recibió de su hijo.
De pequeño poco se interesó por el estudio, el balón y el sueño de ser como Maradona, acapararon al diamante en bruto que rondaba los tierreros de Segovia, un municipio ubicado en el nordeste de Antioquia.
Allí empezó a forjar sueños durante su niñez, y luego con su juventud tejió ilusiones que al final terminaron siendo realidades en Medellín.
De 17 años llegó a la ciudad. Su obstinación era aguda por el balompié, muchas fueron las quejas del colegio porque Giovanni Andrés Moreno Cardona no se presentaba a las aulas de clase. Él, encantado por la magia del fútbol, mejor se jugaba sus picaítos en cuanta cancha encontraba.
"Su vida siempre estuvo condicionada al balón de fútbol. Jugó baloncesto y microfútbol y luego en Medellín inició su carrera profesional", dice Martha, madre de Giovanni y consejera de cabecera, quien le habló al oído cuando recibió duras críticas y fue rechazado por algunos entrenadores que poco creían en sus condiciones.
Giovanni está hoy en la cúspide del fútbol colombiano: es el goleador del torneo con 10 anotaciones y el jugador con más proyección internacional.
Enfermo por las lentejas y los fríjoles, nieto de doña Celina -el ser más consentido por Giovanni-, emotivo, soñador y de gusto musical por el reggaeton, así es el hombre que porta la camisa 10 de Nacional.
Son 23 años en los que ha sabido probar la derrota y los triunfos. Es él, el zurdo que quiere, en el futuro, ser un hito del fútbol mundial.
Calidad le sobra, por eso hoy, se habla de una posible venta al Olympiakos de Grecia por un costo que ronda los 8 millones de dólares. Sin embargo, La Fiorentina de Italia también quiere su talento. Mientras tanto, los hinchas de Nacional y del buen fútbol se deleitan con su fantasía.
Pico y Placa Medellín
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