- Un coro de nuestro tiempo en las voces de un grupo de inmigrantes.
Y son roles difíciles. "A la tierra que fueres has lo que vieres", dice una famosa sentencia. Pero esto no es fácil. Y así se observa en un bellísimo documental realizado por Marta Isabel Hincapié Uribe, colombiana radicada en España, interesada por un tema que hoy preocupa al mundo, el de los inmigrantes.
Su documental titulado Cartas desde la niebla recoge las voces de la comunidad de Plana de Vic, una pequeña ciudad de Cataluña, España, y se hace universal con las palabras dichas ante el ojo de la cámara. Marta les hizo una propuesta concreta: imagínense que están escribiendo una carta a su familia, a sus amigos... Digan allí lo que sienten, cómo se describen, qué sueñan, qué los hace felices, qué les causa dolor... Ella motivó la expresión de un sentimiento profundo. Conmovedor.
Y el resultado es un documento impactante. Allí se ven asuntos comunes: la dificultad de adaptarse, la intransigencia frente otro, el no-diálogo, el enfrentamiento con la soledad, el trabajo que choca con la historia personal y cultural, la imposibilidad del regreso. También la emoción de vivir en un entorno nuevo, lleno de retos.
Hay singularidades. Aquel que prefiere salir de su casa y mostrar las montañas que tanto le gustan y cuya imagen comparte; aquel colombiano que se toma una copa de aguardiente mientras nos deja escuchar a Darío Gómez interpretando Dolor de patria o la abuela palestina que teniendo dinero no puede desplazarse a Israel, donde viven sus nietos, que ama y que añora ver... O la mujer "patera", que analiza el drama que viven los habitantes del país del origen, con la impotencia frente al momento histórico de sus compatriotas.
Son historias compartidas, íntimas, dolorosas, algunas. Felices, otras. Dice Marta que "la raíz es lo único que uno tiene. Y es ese... de dónde es, quiénes son los ancestros, lo que muchas veces da valor a una existencia".
La documentalista piensa que cuando se está en otra tierra, hay un enriquecimiento mutuo, tanto de los que son naturales de ella como de los nuevos residentes. Hay un intercambio interesante, cuando se llega con la idea de escuchar y aprender y cuando los nacionales dejan atrás temores y fobias. Pero no siempre es así y el choque, como se ha visto en los últimos tiempos, puede tener consecuencias graves. Habla Marta de la vitalidad, la fuerza, la creatividad que le implica al que llega acomodarse a esa otra tierra.
En el documental se observan otras particularidades. Por ejemplo, los latinoamericanos expresan mucho más fácil sus emociones; los europeos son más reservados con ellas, pero menos pudorosos con su cuerpo.
Cartas desde la niebla invita a una reflexión desde el otro a partir de palabras sentidas, visibles, reales. Cartas interiores que se escriben en la estación de la niebla, en un invierno que perturba y se manifiesta en un estado de ánimo. Estos retratos de personajes que miran de frente a la cámara hablándole a su familia o a sus amigos documentan un problema social común a muchos. Marta ha grabado 150 video-cartas hasta ahora, pero su tema no tiene punto final.
A ella la niebla de esta ciudad la conmovió muchísimo, siendo una mujer del trópico. "Es una población encerrada en invierno. Es como una lágrima permanente con su panorama gris".
Todo comenzó cuando ella trabajó en un macroproyecto para una compañía de danza, donde realizó una investigación sobre la mirada del otro. Y ahí surgió la idea de escuchar a los migrantes.
En esta ciudad, ubicada a una hora de Barcelona, conviven 84 nacionalidades y hay alrededor de 40 mil habitantes. Su documental resulta ser casero, íntimo, cotidiano. Hay unos códigos allí muy auténticos. Sus personajes, ante la cámara, al romper su propio hielo se desinhiben. Algunos lloran, otros ríen, otros juegan, otros hacen evidentes sus afectos profundos, como quien revela un secreto. Son pues, las emociones en estado puro puestas en la imagen.
Un documental sobre el exilio, que no mira el país de origen o la clase social. Recoge trozos, se hace coro y refleja situaciones singulares, dando cuenta de lo frágil que es ese sueño europeo. Es decir ante la cámara "mira lo que siento...", en medio de la impotencia de no poder abrazar a quien se ama. Algunos testimonios dan cuenta de la "maraña" de dramas del que se va. Una espera por el retorno que se hace eterna, porque muchas veces no se quiere estar allí, o por los cambios de hábitos o por la xenofobia. España, por ejemplo, debió recibir una ola fuerte de migrantes. Y no estaba preparada. Las ciudades se desbordaron. Y eso también hay que analizarlo a la hora de abordar el tema. Hay miedo de lado y lado.
Albañiles, camareros, fontaneros, meseras... En este pueblo donde hay mataderos de cerdos, hacen embutidos y se trabaja en la peletería, ésta es una de las mayores fuentes de empleo, además es una carne fundamental en la alimentación española. El cerdo es símbolo gastronómico. El documental tiene estas imágenes como un leitmotiv. Y alguien habla de lo que para ella representa el trabajo en esta empresa, cuando su cultura, su religión, le impide comer carne de cerdo. Y a ella le asquea.
Estas imágenes de los mataderos en el documental también son simbólicas. Hay sangre derramada y muerte. Y muchos migrantes vienen de países que están en terribles conflictos, que son verdaderos "mataderos de personas", hablamos, por ejemplo, de Sierra Leona, Beirut, Colombia, Israel...
Marta, como inmigrante que también es, siente que estar afuera le ha dado afectos, desarrollo profesional, un mundo global... También habla de soledad. Y también de una pregunta que debe estar siempre presente: ¿Desde qué lugar me habla el otro?
Marta Hincapié Uribe habla aquí un lenguaje universal, partiendo de un punto fundamental: se puede mirar al otro desde muchas ópticas y eso nos permitirá entenderlo.
Esto dicen
Yashi, de Estados Unidos:
"Abro mi ventana en la Plana de Vic, el cielo está gris y neblinoso, y a lo lejos, los altos Poyancres catalanes...".
Margarel, de India
"La abuela les traerá una muñeca para las dos, no dos, ni tres, ni cuatro. Juega y deja jugar a tu hermana. ¡Mi pequeña bonita! ¿Te hago falta? ¿No te acuerdas de la abuela?....".
Fátima, de Marruecos
"Yo busco estudiar para dejar de trabajar con el cerdo, encontrar otra cosa y estar mejor que con el cerdo. Se que es una cosa que no podemos comer, pero trabajamos en ello forzosamente...".