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Como se ha indicado en esta columna, a pesar de la apertura económica y de la firma de los TLC, durante las últimas décadas la política agrícola de Colombia no ha hecho mayor esfuerzo por promover la diversificación y el aumento de las exportaciones agrícolas.
Está visto que, a diferencia de lo que han hecho otras naciones latinoamericanas, nuestro país no ha considerado que dichas exportaciones se pueden convertir en un motor importante del crecimiento de la agricultura. La visión que ha prevalecido es una anclada en los años sesenta y setenta del siglo pasado en la que el paradigma era la sustitución de importaciones o las exportaciones de bienes básicos, como el café, el azúcar y el banano.
El mayor avance que el país ha tenido en materia de diversificación de sus exportaciones agropecuarias lo representan las flores. Este bien, que hace parte del grupo conocido como de alto valor, tipifica las transformaciones económicas y sociales que se pueden alcanzar en los territorios rurales y en la estructura del aparato productivo nacional gracias a la promoción de este tipo de exportaciones.
Otras agriculturas latinoamericanas, como la peruana, la chilena y la brasileña, han conseguido impulsar, a escalas mucho mayores, este tipo de transformaciones. Esto les ha permitido mejorar el desempeño del PIB agrícola, aumentar el valor agregado de dichas exportaciones, incrementar el empleo agrícola y el rural no agrícola, disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los habitantes rurales.
Aunque el sector floricultor se ha venido expandiendo a través del tiempo, en el país no se registran nuevas actividades que sigan la senda trazada por la exportación de flores. Lo que ha habido hasta ahora son pequeños y limitados emprendimientos, muy valiosos e importantes, que sirven de ejemplo del gran potencial exportador que tienen los sectores agropecuario y agroindustrial colombianos.
Gracias a los TLC, y en particular al suscrito con Estados Unidos, ya comienzan a aparecer nuevas empresas, que promueven diversos productos agrícolas y agroindustriales, que quieren incursionar en dicho mercado. El mayor número de preferencias arancelarias que se abrieron con dicho tratado ha servido para que el empresariado explore las diversas oportunidades comerciales que ofrece el mayor mercado del mundo.
En su columna de la revista Dinero, Eduardo Lora informa que Bancoldex, con el apoyo de la Fundación Julio Mario Santodomingo, firmó un acuerdo con la Universidad de Harvard para producir un mapa detallado de las actividades productivas actuales y potenciales por departamento, zonas metropolitanas y municipios.
Esto se hace "con el objeto de acelerar el proceso de descubrir y aprovechar nuevas posibilidades exportadoras o nuevas producciones para el mercado doméstico".
Según Lora, este ejercicio deberá servir para diseñar estrategias de competitividad diferenciadas según las condiciones regionales y para facilitar las decisiones de inversión privada y de financiamiento de proyectos. También ayudará a identificar oportunidades laborales.
Dado el potencial productivo y exportador de la agricultura, cabe esperar que este estudio ayude a que, por fin, las exportaciones agrícolas y agroindustriales se conviertan en parte importante y prioritaria de las políticas públicas sectoriales.