Somos tan 'fashion' que no importa si hacemos sufrir. Décadas de cruzar mascotas contra natura han derivado en perros y gatos con terribles dolencias y enfermedades.
Cada vez son más y más. Sufren, pero no nos condolemos. Son como trofeos que exhibimos, juguetes que alimentan nuestro insípido ego.
Se aterraba la doctora en felinos, Danièlle Gunn-Moore , con quien conversamos la semana pasada, con las razas de gatos que están apareciendo.
El Munchkin tiene las patas delanteras cortas, lo que le produce problemas en las coyunturas. El Scottish fold no camina casi y le dicen perezoso: pero es que el dolor de la artritis no lo deja andar. Los ojos llorosos del persa se deben al estrechamiento del conducto nasolagrimal que hace que no drene bien. Y mientras más aplanado el rostro, más seria la situación.
Hay razas de cruces con felinos salvajes que lógicamente tienen un carácter más difícil.
En perros es peor. Por haber sido más útiles al hombre, han recibido más abuso. Son muchas más las razas, las llamadas de pedigrí. Los problemas de salud son gigantes.
El debate se da en otras latitudes, no acá en donde miles de amos salen orgullosos con su mascota deforme, enferma, sufriente, a exhibirse por las calles. No importa el dolor, solo el placer. Y, como nos decía la escocesa, cuando enferman los abandonan.
Golden retriever, boxer, bulldog, pug, solo algunas de las razas plagadas de enfermedades y deformidades resultado de criadores ávidos de billetes jugando a ser Dios, como reportara alguna vez un documental de la BBC.
Un tercio de los spaniel Rey Carlos tiene cerebro más grande que su cráneo, viviendo en permanente agonía.
No escapan perros tradicionales. El labrador sufre por articulaciones y ojos. El pequinés no respira bien. El golden retriever, proclive al cáncer. El boxer con riesgo cardiaco.
Perdimos la sensibilidad con estos animales. No hacen más que sufrir. "Hay un universo de sufrimiento por venir" si siguen desarrollándose más y más razas, sentenció el genetista Steve Jones.
Al tiempo, la epidemia de obesidad. Labradores como tanques, que a duras penas caminan; bulldogs y beagles que se ahogan. Amos indolentes. Mascotas que sufren por quien se dice su mejor amigo.
Sí, hay razas de perros y gatos que se deberían prohibir por compasión. Y no más engendros.
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