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"El Patrón" y los testigos muertos

EN LOS PRÓXIMOS DÍAS, un juez dictará sentencia en el caso del empresario Hugo Albeiro Quintero, ex gerente de Bellanita de Transportes, a quien no procesaron por homicidio. Una historia de sangre, desaparecidos y hechos aún sin esclarecer.

  • "El Patrón" y los testigos muertos | Archivo | El padre de Hugo Albeiro (foto), el señor Hugo Quintero Céspedes, fue en el pasado un conductor de buseta. Escalando construyó un emporio con más de 1.000 empleados. Al final, le cedió el negocio a su hijo.
    "El Patrón" y los testigos muertos | Archivo | El padre de Hugo Albeiro (foto), el señor Hugo Quintero Céspedes, fue en el pasado un conductor de buseta. Escalando construyó un emporio con más de 1.000 empleados. Al final, le cedió el negocio a su hijo.
21 de agosto de 2010
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Los vientos espesos y olorosos que arropan el entorno de la Plaza Minorista de Medellín trajeron consigo la noticia de un hallazgo macabro.

Eran las 3:30 de la madrugada del 12 de mayo y faltaban seis horas para que comenzara la audiencia de juzgamiento en contra de Hugo Albeiro Quintero Restrepo, el otrora y potentado gerente de la empresa Bellanita de Transportes.

En el baúl de un Mazda 626, color gris plata, estacionado en la oreja del puente Horacio Toro, se asomaba el cadáver de un hombre de 34 años de edad, que yacía en posición fetal y con una bolsa de plástico en la cabeza.

En principio, los agentes de la Sijín de la Policía lo reseñaron como NN. Sin embargo, en las actas de registro, aparece que el cuerpo fue finalmente identificado con el nombre de Jorge William Duque Ortiz, nacido el 7 de febrero de 1976, en Bello Antioquia.

El sol salió y a las 9:30 de la mañana, en el juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Medellín, con presencia de las partes, se dio comienzo a la diligencia judicial.

El Jorge William que llevaba horas de muerto, era el mismo que, a través de sus testimonios, había permitido que el proceso llegara hasta esa instancia. Era, para la Fiscalía, uno de los testigos claves.

Así como lo fue Deuden de Jesús Torres Vásquez, a quien primero reportaron como desaparecido, pero que luego resultó asesinado en diciembre de 2009 (ver foto secundaria). Un tercer hombre, del que hoy se desconoce su paradero, aportó un extenso testimonio en la misma dirección.

Los tres tuvieron en común que fueron escoltas de Quintero y, también, que al final terminaron mal o desterrados, después de acudir a despachos como los del Fiscal General de la Nación, para contar lo que, según ellos, era el lado oscuro de "El Patrón de Bello".

Recuerdan al "Patrón"
Donde termina la vereda Tierradentro -a la que atraviesa una larga callecita por la que todos los días se veía pasar un desfile de escoltas-, todavía hablan de "El Patrón".

"¿Don Hugo Albeiro, el dueño de Bello?", pregunta un campesino. La puerta de acceso a los dominios de Quintero ya no es escoltada por hombres de la empresa de transportes, sino por vigilantes privados.

"De todos modos ese servicio lo paga el señor Hugo Albeiro", dice alguien que asoma la cabeza por el portón. Hace dos años, se hicieron públicas denuncias según las cuales Quintero habría supuestamente mandado a asesinar a varios lugareños, entre ellos a Uber, a Edison, a alguien más a quien le decían el "Gomelo de San Martín" y a su novia Marcela, "La Pelirroja".

Un ex capitán del Ejército, de apellido Pinilla (hoy no se sabe dónde está) también señaló a Quintero de ser autor intelectual de los homicidios de Carlos Ortiz Escobar, ocurrido el 26 de septiembre de 2002. Y el de Álvaro Mora Ramírez, el 22 de octubre del mismo año.

Pero pese a que las autoridades tuvieron conocimiento de los señalamientos, hoy en Tierradentro se respira un incómodo silencio.

Aquellos que se avientan a pronunciar palabra ante un periodista dicen que ven en Hugo Albeiro a un benefactor que, aún estando preso, mandó regalos para los niños en la Navidad pasada.

Un viejo y curtido dirigente político del municipio atribuye dicha percepción a que Quintero Restrepo siempre se supo mover con gran tacto en medio de dos facetas. Por un lado, en la del mecenas. "Cuando asumió las riendas de Bellanita de Transportes, no abandonó del todo las obras benéficas a las que su padre tenía acostumbrada a la comunidad".

Y del otro, en la faceta del respeto que provenía de saber controlar el mundo oscuro que agitaba el municipio.

"Hubo un momento en Bello, en el que si se robaban un carro, él lo hacía aparecer. Cualquier cosa ilegal la gente iba donde Hugo Albeiro y él resolvía los problemas. Era un hombre que tenía control del hampa en las calles", dice.

Y aunque puede sonar exagerado decir que este hombre de 41 años de edad, al que recuerdan siempre rodeado de mujeres, era "El dueño de Bello", no es ajeno a la realidad advertir que su influencia sirvió para poner Alcaldes. "Para nadie fue un secreto que Quintero fue determinante para que eligieran a Rodrigo Arango. Después, para que Óscar Suárez Mira y Olga Suárez Mira llegaran hasta allá", declara el político.

Además del donaire que siempre le despertó al género femenino, quienes conocen de cerca a Quintero, no dejan de evocar su afición, casi obsesiva, por las armas.

Prueba de ello fue el tipo de arsenal que le fue incautado, el día de su captura, el 24 de septiembre de 2008. Un experto en balística del CTI de la Fiscalía asegura nunca antes haber visto un fusil marca " Daewoo ". "Dentro de lo que hemos encontrado, las armas de este señor sí que eran muy raras", dice.

No pocos recuerdan en Bello cómo su formación de "boina verde" salió a flote cuando cuatro sicarios llegaron a su finca y le hicieron a quemarropa 14 disparos. Eso fue en octubre de 2006. "Esa madrugada, se dispararon 64 tiros. Yo hice 12 y logré matar a uno. Cuatro de los tiros que me pegaron fueron mortales, pero sobreviví", le dijo Quintero al periódico El Tiempo , en abril de 2007.

Frente a este hecho, Hugo Albeiro reconoció en el proceso que el atentado se debió a su negativa de vender Bellanita de Transportes a la entonces "La Oficina" de Envigado por 25 millones de dólares, dinero que le estaban ofreciendo, un billete sobre otro.

Y, ¿las investigaciones?
Pero, ¿qué fue lo que alcanzaron a decir los testigos antes de que sus vidas tomaran ese rumbo aciago? Jorge William, conocido en el bajo mundo como "El Gallo", era precisamente el que había hablado de la supuesta y entrañable amistad que sostenían Hugo Albeiro Quintero y el desaparecido Vicente Castaño Gil.

A la Fiscalía le dijo que el 16 de agosto del año 2006, Hugo Albeiro le había dado posada al comandante paramilitar en la finca La Verde, como parte de un plan de fuga.

Según dicha versión, Castaño salió de la zona en un helicóptero que le proveyó Hugo Albeiro y que tuvo como destino el Bajo Cauca antioqueño.

No obstante, ante el agite de su huida -añade el testigo- Castaño dejó olvidada su billetera. Como prueba, "El Gallo" entregó la cédula, el carné de desmovilizado y otros documentos personales del hermano mayor de Carlos.

El ex candidato presidencial Gustavo Petro también recuerda haber tenido en sus manos documentos de inteligencia que emparentaban a Quintero con el viejo paramilitarismo en Antioquia.

Jorge William allegó además información sobre las supuestas relaciones entre su antiguo jefe (con el que trabajó 11 años) con Ernesto Báez, Salvatore Mancuso e incluso con Rodrigo Granda, el canciller de las Farc.

También habló de la aparente "parcería" de Quintero con Carlos Mauricio García Fernández, el tristemente célebre alias "Doblecero", quien aparece en la nómina de Bellanita de Transportes, como beneficiario de aportes a salud y pensiones.

Vale recordar que alias "Doblecero" fue comandante del Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia, el mismo hombre que fue asesinado por los propios jefes paramilitares.

Al momento de ser interrogado, Hugo Albeiro declaró que fueron miembros de la Fuerza Pública quienes le recomendaron a este personaje para que le hiciera un estudio de seguridad a la empresa.

No se hace alusión alguna en el expediente a los eventuales nexos de Quintero con Jáder Alberto Botero Jaramillo, alias "Gancho", un sujeto de 36 años de edad y de pasado humilde que, según inteligencia de la Policía, era hasta hace poco la persona que controlaba a su antojo el mapa delincuencial en Bello. Sin embargo, alguien que trabajó con Quintero en la convulsa década del noventa, así lo refiere:

"¿Cómo Albeiro no va a conocer a 'Gancho'? Si es que 'Gancho' toda la vida vivió prácticamente a tres cuadras de la empresa, desde su niñez. 'Gancho' empezó lavando colectivos. Al pelao le dieron la oportunidad y lo ascendieron a despachador de Taxycol Ltda., estamos hablando de 1993. Después fue que lo echaron", dice.

Alias "Gancho" es otro que fue reportado como desaparecido el pasado 14 de julio, según una denuncia que interpuso su compañera sentimental ante la Fiscalía General de la Nación.

"Pa'que vea, 'Gancho' era como un Robin Hood, le robaba a los ricos para darles a los pobres. Cuánta gente en Playa Rica, El Congolo y La Quebrada, los barrios de dónde es 'Gancho', están aguantando hambre desde hace que lo desaparecieron", insiste el entrevistado.

No obstante, para la Policía alias "Gancho" no es justamente el arquetípico héroe de los cuentos. Al contrario, a su liderazgo se endosan una serie de crímenes que se cometieron en el municipio entre 2008 y 2010.

Esperan condena
Para la defensa de Hugo Albeiro Quintero nada de lo que dijeron los testigos ha sido veraz. El procesado negó los cargos y, por ende, no se acogió a sentencia anticipada, que es la figura que aplica para el antiguo sistema o ley 906 de 2000.

"Si es que al juicio se presentó como un santo", dice un funcionario de la Fiscalía. El delito imputado fue el de concierto para delinquir agravado con fines de conformación de bandas emergentes. No homicidio.

Según el Inpec, Hugo Albeiro Quintero Restrepo pasa sus días trabajando en la biblioteca de la Cárcel de Máxima Seguridad de Girón, Santander, sin ningún tipo de beneficio.

Pese a que cualquier asesinato debe ser investigado de oficio, los crímenes de Jorge William Duque Ortiz y de Deuden de Jesús Torres Vásquez aún no están anexados a ninguna investigación, o por lo menos, no están reportados con número de Spoa (noticia criminal) en el sistema.

¿Ellos no sabían nada o, por el contrario, lo sabían todo? Eso lo determinará el juez...

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