- El Almanaque Bristol llegó a su edición número 176.
- Puede resultar curioso para citadinos; para campesinos es herramienta.
- Uno de los productos que anuncia, el Agua Florida, ajusta 200 años de creada.
John Saldarriaga
Medellín
Como Pedro Betancur vivió cuarenta años en la Sierra Nevada de Santa Marta, consultaba siempre el Almanaque Pintoresco de Bristol para orientarse en sus faenas de cacería y pesca.
Él es un sonsoneño aventurero que salió de su pueblo siendo muy joven. Fue a parar a ese sistema montañoso, el cual habitó y recorrió por todas partes.
Y a pesar de que en el Bristol no aparece un subtítulo explícito para la caza -en cambio sí lo hay para la pesca-, él se orientaba por las fases de la Luna, pues lo suyo era la cacería nocturna. Allá aprendió que las guaguas no salen con Luna llena antes del amanecer; en cambio, en Luna nueva, salen durante todas las horas de oscuridad.
"Igual ocurre con una enemiga del cazador: la serpiente. Y otra cosa: en creciente, las víboras están más cargadas de veneno".
Como el héroe que enseña sus medallas, él muestra dos cicatrices en el antebrazo derecho. "Ésta es de guagua -explica-. Claro que de todas maneras me la comí. Y esta otra, de serpiente".
En cuanto a la pesca, dijo el hombre en plena Plazuela Nutibara, donde mantiene desde hace seis años cuando grupos armados que han hostigado a los pobladores de la Sierra lo obligaron a huir, prefiere la de mar a la de río.
Y también en esos casos debía acudir al Almanaque Pintoresco, "más que todo para leer los apartes de la predicción del tiempo y de las mareas. Cuando hay marea alta, no es recomendable salir".
Contó que su padre, campesino en su pueblo natal, era asiduo consultor del Almanaque, para enterarse de los tiempos de siembra, abono y cosecha de maíz y papas.
Los agricultores lo siguen frecuentando. Hay casas campesinas en las cuales permanece todo el año colgado de un clavo en la cocina, pues labriegos y ganaderos lo viven leyendo.
¿A cuántas personas no han bautizado con el nombre del santo del día, desde su primera aparición, en 1832? Por, cierto, veamos: hoy, 18 de diciembre, es día de Nuestra Señora de la O y de la Esperanza.
Su creador, Charles Bristol, fue un médico naturista de Nueva Jersey, conocedor de fórmulas de medicamentos. Al principio lo produjo como un manual para orientar la forma correcta de ingerir remedios. Con el tiempo, para hacerlo más agradable, incluyó el santoral de la Iglesia Católica y algunos chistes. Dicen que él mismo lo repartía en las tiendas y boticas que distribuían sus productos.
En la edición de 2008, "en conmemoración del 200 aniversario de Agua Florida de Murray y Lanman", cuentan la historia: en 1808 Robert Murray fundó el laboratorio. Y en 1853 ya era de Lanman y Kemp.
La edición 176 no tiene más publicidad que de Agua Florida, la bicentenaria, porque "en el tocador de toda mujer siempre debe encontrarse una botella de ese incomparable perfume - el favorito de todos los tiempos". No aparecen sus hermanos: el Tricófero de Barry ni el Jabón de Reuter.
Betancur conoce estos productos, pero ¡hace tanto tiempo que no los tiene en la mano!
El Agua Florida cumple 200 años
En tiempos anteriores a 1950 no había en el mercado muchos perfumes. De modo que las mujeres usaban el Agua Florida, untándosela o disolviéndola en el baño.
Cuenta Gonzalo Uribe Correa, de la Farmacia El Socorro, de Envigado. "La gente le ha atribuido al producto de Lanman & Kemp otros usos: ingerido en gotas, dicen que controla estados nerviosos; aplicado con pañuelo en el cráneo, que alivia el dolor de cerebro, y quienes creen en la suerte, que trapeando con ella de afuera hacia adentro atrae las buenas energías". Mucha gente sigue usando el Agua Florida y el Tricófero de Barry. "Lástima que no hayan vuelto a distribuir el jabón de Reuter. Será que lo descontinuaron".
