- Estarán con él, los monseñores Iván Marín y Fabián Marulanda.
- Es un hombre que ha trabajado por la resolución del conflicto armado.
- Dijo que la ley de Justicia y Paz es laxa, pero espera que haya beneficios.
El actual obispo de Tunja, monseñor Luis Augusto Castro, fue designado ayer por la plenaria de obispos del país, como el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, en reemplazo del cardenal primado Pedro Rubiano Sáenz.
En la vicepresidencia fue elegido el obispo de Popayán, monseñor Iván Marín, quien accede a ese cargo en reemplazo de monseñor Luis Augusto Castro. Y en la secretaría General permanecerá monseñor Fabián Marulanda, ratificado por los prelados de la Iglesia.
"Va ser muy fácil trabajar al ritmo de este equipo sobre todo con el legado que nos dejó monseñor Pedro Rubiano Sáenz, quien se esforzó enormemente por mantener unida la Iglesia Católica Colombiana y por convocar las partes comprometidas en la búsqueda de la paz para encontrar una salida a los problemas de violencia, que tenemos", declaró Castro, al asumir la presidencia de la Conferencia Episcopal para los próximos tres años.
Por su experiencia, no tuvo reparos en hablar sobre el acuerdo humanitario que busca la liberación de todos los secuestrados por parte de los grupos ilegales.
"El acuerdo humanitario está muy frío, cada uno tiene que poner de su parte para salir de esta nevera, hay condiciones que de pronto no son tan necesarias y que vale la pena evaluar", explicó el prelado.
En seguida, opinó también sobre la controvertida ley de Justicia y Paz, marco jurídico para la desmovilización de paramilitares y guerrilleros. "Ésta es el resultado de un trabajo de dos años, no es una ley loca y aunque es una ley laxa, tenemos que ver cuál va a ser su aplicación", puntualizó.
La rotación en la Presidencia de la Conferencia era previsible toda vez que monseñor Pedro Rubiano Sáenz había anunciado, al comenzar las sesiones plenarias, su deseo para que otra persona asumiera el cargo y darle paso así a la renovación de la institución.
Experiencia en paz
Monseñor, Luis Augusto Castro Quiroga, de 63 años, fue vicario apostólico-Puerto Leguízamo y obispo de San Vicente del Caguán, Caquetá. Quienes conocen su labor en la Iglesia Católica, aseguran que es un amplio conocedor de las negociaciones de paz entre el gobierno y los grupos guerrilleros y paramilitares.
Quien lo secundará, monseñor Iván Antonio Marín López, actual arzobispo de Popayán logró reconstruir varias de las zonas afectadas por el conflicto en el departamento del Cauca. Y el tercer cargo más importante dentro de esta organización seguirá siendo ocupado por monseñor, Fabián Marulanda López, obispo emérito de Florencia, Caquetá, quien desde el 2002 se ha encargado de ser el vocero de la Conferencia.
Duras críticas
Antes de dejar la presidencia de la Conferencia, monseñor Pedro Rubiano Sáenz criticó duramente la tarea de los legisladores del país y de algunos políticos, al asegurar que están poniendo por encima sus intereses particulares y dejando de lado las necesidades del pueblo que los eligió.
La Iglesia, durante esta LXXIV asamblea plenaria, está discutiendo asuntos de tan hondo calado social como la pobreza, el desplazamiento y el conflicto armado.
"Reiteramos a los grupos alzados en armas nuestra solicitud, que es la solicitud del pueblo colombiano, para que liberen de inmediato y sin condiciones a todas las personas secuestradas, respeten el derecho a la vida, a la integridad personal y a la libertad individual de todos los civiles", pidió monseñor Rubiano.
Labor consagrada a la búsqueda de la paz
Monseñor Luis Augusto Castro ha dedicado los últimos años de su labor a la pedagogía y la búsqueda de acercamientos entre los grupos armados ilegales y el Gobierno.
El intercambio humanitario ha sido una de sus prioridades y para buscar un acuerdo en ese sentido, que permita el regreso de los secuestrados a sus hogares, se ha encontrado con jefes tanto de las Farc como del Eln e incluso fue el promotor de que se utilizara una Iglesia como lugar neutro para adelantar los diálogos.
Monseñor Castro tiene 63 años, la mayoría de ellos consagrados al servicio de la Iglesia. El 24 de diciembre de 1967 se graduó como sacerdote y desde noviembre 29 de 1986 fue designado como obispo por el Papa Juan Pablo II. Su primera misión en esa dignidad fue como obispo de San Vicente del Caguán y participó en buena medida en los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana Arango y las Farc, que se rompieron en febrero de 2002.
En marzo 14 de 1998 fue designado como arzobispo y empezó a regir los destinos de la arquidiócesis de Tunja, al tiempo que se venía desempeñando como vicepresidente del Episcopado.