En la fábrica de Castipan se apagaron los hornos y ya no huele a parva recién horneada. Las bandas por donde antes se transportaban todo tipo de productos de panadería, ya no funcionan más.
Tampoco funcionan los furgones blancos que hasta hace poco distribuían panes dulces, salados, tostadas, lenguas, rollos, panderitos y demás productos a toda la ciudad y otras regiones.
Ahora, los vehículos están parqueados a la espera de ser inventariados, avaluados y vendidos, como el resto de activos de esta panadería, que la semana pasada entró en proceso de liquidación judicial.
La empresa fue fundada por un pionero industrial, don Héctor Duque, en 1961, con el nombre de Panadería Castilla -barrio donde nació- y hasta hace poco estaba siendo administrada por sus hijos.
"El 20 de agosto, Castipan cesó actividades y estamos iniciando todos los trámites que la Ley 1116 nos permite para este tipo de eventos", comenta Gladys Mora, la liquidadora asignada por la Superintendencia de Sociedades.
En total, son 140 empleados que quedaron cesantes con este proceso y que, ahora, están a la espera de alguna respuesta sobre el pago de sus prestaciones por parte de la liquidadora.
Oscar Tabares, líder de los empleados afectados, se comunicó con EL COLOMBIANO para contar lo que estaba pasando con la empresa:
"Castipan estaba enfrentando un grave problema económico. Por este motivo, empezaron a atrasarse en el pago de los salarios y fue en ese momento que decidimos cesar actividades y acudir a la Superintendencia de Sociedades para que interviniera".
Lo que llevó a la crisis
Uno de los directivos de la empresa expresó que la panadería se vio enfrentada a una fuerte competencia con la entrada de varias multinacionales al país, así como de un número considerable de empresas que, poco a poco, fueron apropiándose del mercado y las ventas empezaron a decaer.
"Lo que representaba un pedazo de la torta para Castipan, se fue repartiendo entre muchas más empresas."
"En ese momento -agrega- no se hicieron las modificaciones propias de una caída en ventas, como la reducción del personal, por lo que los costos se hicieron cada vez mayores, hasta que la situación se volvió insostenible".
Una empleada de Castipan le contó a EL COLOMBIANO que esta situación causó peleas entre los trabajadores y los dueños de la compañía.
Afirma que los problemas de liquidez y solvencia se deben a un mal manejo por parte de la administración y que poco a poco les fueron eliminando todos los beneficios como el restaurante y el bono navideño, hasta que dejaron de pagarles cesantías, pensiones y aportes para salud.
Para saber exactamente qué fue lo que causó la caída de esta emblemática empresa antioqueña, Gladys Mora tendrá que hacer un análisis completo de los estados financieros y valorar los activos con que cuenta para responder por las obligaciones.
"No sabemos cuánto pueda tardar la liquidación. Esperamos que sea lo más pronto posible, porque hay una bodega que tiene un costo de sostenimiento alto. Se debe pagar servicio de vigilancia 24 horas al día en la planta y se tienen otros gastos administrativos que golpean fuertemente las finanzas de esta empresa en liquidación. Por eso, se debe obrar con celeridad y austeridad en el proceso", dijo.
Ahora, la marca Castipan será uno de los activos en venta y una historia en la industria panificadora.
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