Besos y derechasPor
Agustín Díaz de Campoamor
Una encuesta reciente revela que los jóvenes colombianos prefieren las actitudes conservadoras. La revista que contrató la encuesta publica los resultados bajo el título de Giro a la Derecha, lo cual supone que los jóvenes estaban en la izquierda.
Desactualizada presunción, pues la última vez que los jóvenes de este país estuvieron en la izquierda fue hace cuarenta años.
Por eso a nadie debería asombrar que muestren opinión favorable sobre la Iglesia y las Fuerzas Armadas, que apoyen a Álvaro Uribe y su reelección, que respalden la Ley de Justicia y Paz, y crean que será efectiva en la desmovilización de los paramilitares. Los encuestados, entre 15 y 25 años, tienden a relaciones de pareja estables, se oponen mayoritariamente a utilizar el aborto -incluso en casos de violación-, y tres de cada cuatro rechazan la idea de legalizar las drogas prohibidas (Datexco-Revista Cambio).
Tampoco el Presidente ni el Partido Liberal (que él representa y no representa al mismo tiempo) han girado a la derecha. Este último empezó este giro desde que Florentino González, jefe de la ilustre colectividad, propuso en el Congreso la anexión de Colombia a los Estados Unidos. Y de eso hace unos cuantos años. Echandía alcanzó a decir que ser liberal era ser reaccionario.
Pero no quiero hablar de partidos sino de besos, que según el profesor Onur Güntürkün, de la universidad alemana de Bochum-Ruhr, sí están girando a la derecha.
Y como me parece más saludable que sean los besos los que giren a la derecha, y no el país, opto por hablar de lo que revela Onur en artículo reciente de la revista Nature. Y para que no se piense que se trata de una opinión cualquiera, me adelanto a recordar que Nature es una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, y que paga a sus dieciocho columnistas la nada despreciable suma de 125.000 dólares. Dividan y tendrán el dato de lo que le correspondió a Onur por referirse a los besos.
El asunto es que el psicólogo alemán se la pasaba en los aeropuertos sin saber qué hacer, y dedicó el tiempo de sus largas esperas a observar a las parejas besarse. Y logró 124 observaciones de besos entre Estados Unidos, Alemania y Turquía. Notó que dos de cada tres parejas giran su cabeza hacia la derecha en el acto del beso (la nariz de cada participante está a la derecha de la nariz de su amada/o).
Y tras la refrescante observación vinculó esta tendencia con la preferencia de los bebés de girar la cabeza hacia la derecha cuando duermen durante las semanas finales de gestación y los primeros seis meses de vida. Esta costumbre innata, dijo, constituye uno de los ejemplos más tempranos de asimetría en el comportamiento humano y se piensa que influye en el desarrollo posterior de las preferencias motoras y perceptuales, reapareciendo, a veces, de manera muy sutil, en otros giros a la derecha que se dan en edades más adultas, digo yo.
A los caballos se asciende por la derecha. Al poder también. Y cuando uno quiere escuchar mejor lo que no es muy audible, es la oreja derecha la que pone, y no la otra. Y se apoya primero el pie derecho que el izquierdo, y se mira, ¡cómo no!, primero a la derecha para que no nos sorprenda lo que viene de la siniestra, como le ocurrió en su campaña al presidente Samper.
Se tiende a la derecha, en fin, desde edad prenatal, pues el paisaje intrauterino parece ser más amable de ese lado que del otro. De manera que no hay que ponerse a contratar encuestas para saber si a nuestros jóvenes les gusta o no la reelección de Uribe. Habría que preguntar, más bien, cuántos de los honorables magistradoss de la Corte sufrieron de asimetría temprana en sus ilustres edades prenatales.
diazdecampoamor@yahoo.co
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