La polémica que desató su designación como auditora General de la República tiene a Laura Marulanda tranquila. Y es así porque, para ella, las acusaciones sobre extralimitación de funciones y manejo irregular de viáticos que le endilgó uno de los sindicatos de la Contraloría no tienen fundamento y salen a relucir cada que ella ha intentado llegar a un cargo.
Esta abogada, oriunda de Rionegro, tiene claro que su mayor mérito es que ha construido una hoja de vida sin tacha, desde que comenzó como secretaria en la Contraloría de Medellín hace 24 años.
¿Usted no ha tenido padrinos políticos?
"No. He sido hasta de malas. Fui ternada para ser contralora de Antioquia, al mismo tiempo que lo fui para la de Medellín, pero cuando el cargo depende de la voluntad política de alguien, no me da. Me gané el concurso de méritos para el Icbf en Antioquia, en enero de este año, entre 140 personas que nos postulamos, pero nombraron al segundo".
¿Por qué?
"Esa decisión fue del gobernador Sergio Fajardo, él dijo que era una facultad discrecional, que yo respeto, pero estaba convencida de que si era la primera en el concurso, pues lo lógico era que yo ocupara el cargo. Ahí se ve que me ha quedado faltando en el tema político".
¿Qué pasó ahora, que sí consiguió este cargo?
"Dios ayuda porque va despejando lo negativo. Creo que es la fortaleza de lo que se ha construido en más de 24 años, de experiencia académica y en el sector público. Tuve la suerte de que en la Corte Suprema cada uno de los magistrados me escuchara. Algunos me dijeron que no había forma de que no me ternaran porque mi hoja de vida era la mejor. Y lo mismo ocurrió en el Consejo de Estado. No tengo padrinos que vayan a hablar por mí, pero sí una hoja de vida y la confianza de que lo voy a hacer bien y con honestidad. No tengo nada de que arrepentirme ni avergonzarme".
¿El sindicato de la Contraloría la acusa de extralimitación de funciones?
"Por lo general, los sindicatos son los que le señalan la hoja de ruta a los contralores delegados que, muchas veces, no conocen bien los temas y ceden. Allá tuvimos dos auditorías muy importantes: una a la Cancillería y otra a la Superintendencia Financiera. Los auditores llevaron sus conceptos y yo no los compartí. Por ejemplo, el de la Cancillería era porque ellos decían que había detrimento patrimonial por los aportes parafiscales. Alegaban que esos funcionarios no tenían derecho y que ahí se constituía un detrimento patrimonial. Es un absurdo porque aunque los funcionarios desempeñen sus labores en el exterior son empleados que se rigen por normas del país. Tras una consulta al Consejo de Estado, la corporación emitió concepto favorable a mi posición. Ellos salieron a decir que yo había negociado con la Cancillería. Cuando llegó la contralora Morelli, el Sindicato me denunció y me abrió una investigación que fue archivada".
Ha salido a relucir la influencia del excontralor Turbay, ¿eso la inhabilita?
"Por Dios. Respeto mucho al doctor Turbay y le agradezco porque él me brindó una oportunidad, pero no quiere decir que yo vaya a comprar sus amigos o a sus enemigos. Van más de tres años de su administración y lo que le iban a investigar ya lo hicieron. Es decir, nada tendrá que ver mi gestión con su administración".
Por los roces con Turbay, ¿qué garantías tendrá la Contralora de su trabajo?
"Todas. Siempre he sostenido que el resultado del trabajo auditor debe ser igual al resultado de la gestión. Y si ella tiene una gestión excelente, el proceso auditor lo mostrará. Y si tiene debilidades, pues también se verán. Le repito, no compro enemigos, no los heredo y tampoco pongo en juego lo que he construido por peleas que no son mías. No tengo ningún prejuicio con la Contralora. Ya estoy pensado la forma de auditarla de tal forma que sea lo más transparente y que se note que los resultados son los que reflejan su gestión".
Bajo ese principio, ¿cómo ejercerá la auditoría?
"Varios principios: uno fortalecer el control fiscal. Hay que darle un revolcón total y hacerlo con las contralorías para que corrijamos las debilidades que tiene. Hacer una reingeniería de la Auditoría para que los procesos de responsabilidad fiscal se hagan como debe ser, en líneas de auditoría. Y un tema que será mi bandera y que no se ha hecho en Colombia, aunque lo ordena la Constitución, es la valoración de los costos ambientales. Las contralorías se limitan cada año a hacer un inventario ambiental, pero no hacen auditorías para valorar ese daño ambiental. Voy a liderar esa metodología, porque en Cornare aprendí que falta ese control fiscal y que no es solo tarea de las corporaciones".
¿Vienen cambios en las gerencias regionales?
"Este proceso es tan particular, que a mí me preguntan a quién voy a nombrar y hoy no tengo un equipo de trabajo. Pero voy a buscar a los mejores. Y voy a trabajar con los que estén comprometidos. Pero también sé que hay gente adentro que me hizo mucho daño. Y uno trabaja con quien cree en uno y ojalá esas personas, que ellas saben y yo sé que hicieron tanto daño, no estén cuando yo llegue".
El Sindicato la acusó de abusos en viáticos...
"Lo que dice el Sindicato es que viajaba a Medellín con viáticos de la Contraloría los fines de semana. Esto salió en 2011. Por qué en ese momento no formularon las denuncias, por qué vuelven a sacarlo ahora. Lo que hacía con esos viajes es que cuando me tenía que desplazar jueves o viernes a otras ciudades yo pagaba la penalidad por el cambio de tiquete a Medellín. Y ahí están todos los comprobantes de esos pagos. Por eso me siento tranquila".
¿Si todo es tan claro como usted dice, por qué tanta persecución?
"Porque en Bogotá es así. Allá solo sirve el que tiene un apellido, el que pertenece a un gremio. Y cuando ven que viene una persona de la provincia y que tiene carácter y trabaja, a ellos no les gusta. Es que yo también sé cómo se trabaja y es muy distinto cuando una delegada firma todo lo que le traen. Yo no me dejé".
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