Con el juicio de un buen reportero, Adalberto Perea, lugareño de la vereda Llano Grande en Dabeiba, se tomó el trabajo de llamar a consultar, contrastar y, luego, analizar una información que para él y mucha gente era de vital importancia en ese momento.
Con dos llamadas que le salieron de milagro, averiguó que Senegal venció a Polonia y comenzó a hacer las cuentas que necesitaba la Tricolor con su fe intacta.
Si lo viera el profesor Víctor Luna, quien minutos antes se lamentaba por el pesimismo, sentiría algo de alivio. “Acabó apenas el primer partido de tres que va a jugar y ya más de uno habla del fin del Mundial. Lo que me duele es que esto no es por la calentura de una derrota sino una cuestión de actitud para la vida que, a veces, se nos contagia a muchos en este país”, contó Luna, técnico paisa invitado al evento.
“Lo impredecible que somos nos impide tener un equilibrio para seguir creciendo (sonríe). Hablo de nuestro fútbol y de la vida en general”, dijo. Y es curioso que lo dijera, porque al mismo tiempo que un colombiano se hacía tristemente célebre en el mundo por ofender a unas japonesas en Rusia, en la zona de capacitación del municipio de Dabeiba las víctimas de la violencia Teresita Gaviria, gestora de Madres de la Candelaria; Yolanda Perea, vocera de víctimas; Ernesto Báez, exjefe paramilitar; los exlíderes guerrilleros “Pastor Álape”, “Isaías Trujillo” y cientos de excombatientes con sus familias, madrugaban para ver juntos en un salón al aire libre el partido entre Colombia y Japón.
La noche antes se habían reunido en el mismo recinto para ver la película Golpe de Estadio, en la que guerrilleros y policías se juntan en una tregua para ver, en el único televisor del pueblo, el 5-0 de Colombia sobre Argentina en 1993.
La cinta, que Sergio Cabrera pensó en 1998 como una divertida utopía, se convirtió en realidad el pasado martes en las montañas de Dabeiba.
El gol de Juan Fernando Quintero que dio el empate transitorio a Colombia, fundió en un abrazo a víctimas y exintegrantes de ambos bandos. “A la realidad le gustan las simetrías”, escribió alguna vez Jorge Luis Borges. “La realidad puede llegar a ser más avasallante que la imaginación más prolífica”, sentenció Cabrera al ver su película en carne y hueso.
“Uno, a veces, se encuentra con gente que cree que todos los actos que las víctimas tenemos con exguerrilleros es así, ¿cómo se dice? de pantalla. Y no, la sensación es rara al principio, no voy a negarlo. Pero después es de mucha tranquilidad”, relató Yolanda Perea, vocera de víctimas y quien sufrió la guerra en su cuerpo y entorno familiar, y también aprovechó el gol de “Juanfer” para abrazarse con excombatientes.
Lástima el marcador de los hombres de José Pekerman, habría sido la sincronía total entre la ficción de Cabrera y la realidad que han tejido tantas personas entre aciertos y yerros desde que comenzaron los diálogos y propició el momento que se vivió entre esas montañas, cerca al Nudo del Paramillo, locación de tantos capítulos de dolor.
“Toda la moral pa’l domingo. El corazón no me resiste más tristezas en un solo mes (risas). Pierde Nacional y ahora Colombia”, expresó Erney, exguerrillero, hincha y admirador del “Tigre” Falcao.
Esa es la actitud, le diría el profe Luna a Erney..